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España España · Alcalá de Henares
Voto de Cristermo:
10
Drama “La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi la película no sabía que estaba incompleta y ni de lejos pude sospecharlo, porque me pareció perfecta tal cual. Y me lo sigue pareciendo. Posiblemente parto con la ventaja de haber nacido y pasado los primeros siete años de mi vida en un pueblo pequeño, hecho que tiende un puente de oro entre el universo que recrea la película y el universo en que me crie. Los sonidos, la luz, los paisajes, los susurros, la música, los silencios y la magia que nutren esta obra maestra me resultan familiares desde el principio porque son los de mi infancia, el germen a partir del cual he ido tejiendo mi sensibilidad. No necesito hacer ningún esfuerzo para sumergirme en el tejido de la película, simplemente me dejo deslizar tobogán abajo por cada imagen y creo alcanzar mi sur particular. El sur, ese lugar del que ya nunca se quiere regresar, es a su vez el lugar que nunca se alcanza porque es el paraíso de nuestra infancia perdida que ya no volverá.
Esta película contiene algunas de las escenas que más me han conmovido como espectador en una sala de cine; desde la escena inicial, con Iciar Bollaín sosteniendo el péndulo bajo esa hermosa luz que parece arrancada de un cuadro de Vermeer, hasta la sonrisa de Sonsoles Aranguren mientras susurra eso de "lo ha hecho por mí" el día de su primera comunión, el baile a ritmo de pasodoble (En er mundo) durante el banquete o la conversación entre Estrella y su padre en ese mismo restaurante años más tarde. Y es que todas y cada una de las imágenes de El sur son mágicas, son sublimes, tienen carne y sangre, incluso huelen a madera, a aire húmedo y a hierba.
Los actores están inmensos, pero lo de Omero Antonutti es sublime y realiza, sin ningún género de dudas, el mejor trabajo de su carrera.
En resumidas cuentas, decir que El sur no es una película, sino un poema; un poema que trata del paso del tiempo, de la soledad, de los sueños perdidos, de la magia, de los paraísos perdidos y de los buscados, de la muerte y de la resurrección...Un hermoso poema de Víctor Erice.
Cristermo
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