Hay veces que sin saber cómo, una película te va ganando poco a poco, te va gustando más a medida que avanza, y esto es casi un elemento común en el cine 'no comercial'.
Begginers es un claro ejemplo, Mills logra realizar una cinta diferente, que aúna tanto comedia como tristeza, conjuga nostalgia y esperanza. Huye de caer en el sentimentalismo y de buscar la lágrima fácil. Esta cinta va mucho más lejos, nos habla de lo rápido que pasa la vida, de exprimir y disfrutar lo que se tiene, no quedarse anclado en un pasado.
La película mezcla perfecta de varios géneros no cuenta la historia de amor de Oliver (Ewan McGregor), su relación con su padre (Christopher Plummer) quien a los 71 años y tras la muerte de su madre, le confiesa que es gay. El guión es maravilloso, y la puesta en escena increíble, sus continuos flashbacks, sus voces en off con continuas reflexiones, hacen del ella un film tremendamente personal e intimista.
Una de las mejores y más bonitas películas que he visto en mucho tiempo. Sin artificios, con base en grandes interpretaciones y personajes llenos de matices.
Tiene un ritmo narrativo tranquilo, pero jamás lento o aburrido.
Muy original, emotiva, sincera, con un punto melancólico que permanece durante todo el film pero sin perder tampoco el fondo optimista, y a veces incluso divertido.
Me ha emocionado, me ha devuelto el gusto de ver una buena película donde lo que importa no es lo que ves, sino lo que sientes al verla. Plummer fantástico y McGregor perfecto transmitiendo la complejidad de sus emociones a través de su melancólica mirada.
La recomiendo totalmente.