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Voto de Francisco Javier Millan:
8
Ciencia ficción. Acción. Bélico El Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la muerte, pero un grupo de rebeldes decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones, mientras se enfrentan también al poderoso Lord Sith conocido como Darth Vader, discípulo del despiadado Emperador Palpatine. Historia ambientada entre los episodios III y IV de Star Wars. (FILMAFFINITY)  [+]
19 de diciembre de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho mucho tiempo que una película no transmitía en el cine esa magia tan inspiradora. La misma magia que toda una generación de espectadores en los años 80 podía palpar, cada vez que atravesaban el umbral de una sala de cine. Pocos films logran ese sentimiento de la maravilla en la actualidad, y más cuando nos encontramos en la era de la sobre información.
Gareth Edwards y el nuevo equipo de Lucasfilm han obrado el milagro. Un regreso a las premisas fundacionales de la trilogía clásica, creando un puente perfecto entre el público de todas las edades. Muchos verán en este spin-off una conciliación entre los viejos seguidores y los más jóvenes que crecieron viendo las tan denostadas precuelas. Una oportunidad de resarcirse con respecto a errores pasados, con un tono que es, precisamente, el que se esperaba de “La Amenaza Fantasma” en el ya lejano verano de 1999.
El planteamiento de una cinta de corte bélico, oscura y dramática, nos hace pensar en el tiempo que hemos perdido hasta este momento. Soy de los que opinan que este tipo de iniciativas ya tendrían que haberse dado hace ya muchos años, de la misma manera que ha sabido explotar con mucha más inteligencia “Star Trek”, su competidora más directa, con un universo “audiovisual” mucho más extenso.
Edwards construye el film en dos partes, una primera más rutinaria, con la consabida presentación de los distintos personajes, y otra que, diciéndolo sin tapujos, entra directamente en el imaginario colectivo y, por ende, en la historia del cine personal de cada uno de nosotros.
Una de las principales bazas con la que juega el film es su extraordinaria atmosfera, algo que ya se deja ver en su arranque. Nuevos mundos, nuevas criaturas y un zambullido directo al zenit del Imperio Galáctico. Un universo, apenas explorado en los films que relatan la vida de los Skywalker, que muchos soñaban ver plasmado en la pantalla.
Este film incluso gana todavía más puntos a su favor si lo comparamos con la propuesta de J.J. Abrams del año pasado. Una película que, sin ser mala, si que evidenciaba cierta pereza a la hora de innovar más allá de lo que uno cabría esperar. Edwards, por el contrario, admite mayor número de riesgos, consiguiendo enriquecer la trama principal desde diferentes puntos de vista. La idea, por ejemplo, de presentar a ciertos rebeldes como terroristas talibanes, es uno de los grandes aciertos.
La pareja protagonista, interpretada por Felicity Jones y Diego Luna, consigue una buena dinámica en el desarrollo de una historia que todos sabemos cómo va a acabar. Ambos dos concretamente vivirán algunas de las escenas más adrenalíticas del tramo final, desembocando en un final no exento del gran dominio de lo épico. Probablemente el resto de secundarios pasen un tanto desapercibidos, pero es algo inevitable en un concepto tan coral.
No es casualidad que su tercer acto esté provocando olas de admiración, dando la sensación de haber sido escrito directamente por los fans más entusiastas. La batalla de Endor, imbatible durante décadas, encuentra el testigo en este desbordante clímax. Un tour de forcé cuyo punto más álgido será protagonizado por el villano más esperado de la función.
Todo ello consigue un conjunto sólido, fresco y prometedor. Un soplo de aire fresco que mira directamente a la mitología tradicional, utilizando los mismos recursos que se usaron en aquella década prodigiosa de los años 80. Un capítulo capaz de meterse en el bolsillo a tu nostalgia, respetándola y tratándola con absoluto cariño. Un punto de inflexión que probablemente será identificado como referencia para toda una nueva generación. Tiempo al tiempo.
Francisco Javier Millan
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