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Voto de Francisco Javier Millan:
4
Thriller. Intriga Robert Langdon, el famoso profesor de simbología (nuevamente interpretado por Tom Hanks) se encuentra tras el rastro de una serie de pistas conectadas con el mismísimo Dante. Cuando Langdon despierta con amnesia en un hospital italiano, hará equipo con Sienna Brooks (Felicity Jones), una doctora de la que él espera le ayude a recuperar sus recuerdos. Juntos recorrerán Europa en una carrera a contrarreloj para desbaratar una letal ... [+]
20 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si me equivoco, pero me da la sensación que a Dan Brown se le ha pasado ya el arroz. Si hace más de una década su polémico “El código Da Vinci” resultaba ser una novela, producto de un trabajo documental de wikipedia, con un gran despliegue mediático. Ahora parece que, en los tiempos que corren, esta clase de conspiraciones históricas han terminado perdiendo fuelle.
Curiosamente el director Ron Howard se empecina en volver a sacar a la luz una nueva aventura de Robert Langdon, un profesor experto en simbología con el rostro un tanto acartonado de Tom Hanks. Y es que precisamente esta tercera entrega es la que más evidencia el gran error de casting que constituyó la elección de este popular actor. Langdon en esta ocasión, quizás por problemas de amnesia, resulta soso y poco ambicioso en lo que a epicidad se refiere.
La trama, adaptada por un David Koepp poco inspirado, está baja de interés y, lo que es más importante, de espectacularidad. En cierta medida podemos afirmar que volvemos a la senda plomiza del primer capítulo de la trilogía.
Nada queda de la grandiosidad de “Ángeles y demonios”, de esos escenarios que, aunque creados la mayoría de manera informática, resultaban ser un personaje más en una historia, donde el peligro y la sensación de suspense y gran aventura estaban presentes en cada una de las escenas. Quizás el problema lo tengamos en el texto del que parte, una novela que, sin duda, no tiene el mismo interés que las siempre atractivas intrigas vaticanas.
Langdon y su compañera se introducen en un torbellino frenético en el que la acción resulta cargante e incluso confusa, sobre todo en su clímax final. Howard suele resolver bien este tipo de escenas, pero noto en esta película el mismo cansancio que intuí en “En el corazón del mar”. Una película que también exhibía grandes posibilidades, apenas expresadas, tras un festín de CGI totalmente contraproducente con el aliento clásico de la historia.
Ya no es un problema de ritmo, es más bien un error de enfoque, de querer hacer las cosas demasiado rápidas para detonar la acción en la cara del espectador. Ir a mucha velocidad no es directamente proporcional con el disfrute, y más cuando entramos en una conspiración cuyos vericuetos son excesivamente forzados y poco creíbles. Aunque repito, probablemente todo el fallo lo encontremos en la base de Dan Brown, sobre la cual los cineastas no han querido, al parecer, mejorar por ningún lado.
Lástima, ya que el Infierno de Dante podría haber dado para mucho, y no reducirlo a un virus cuya sorpresa ya se desvela en el propio tráiler. Mucho me temo que será la última vez que veamos al profesor Langdon corriendo de iglesia en iglesia. Ya no estamos para estos trotes, al menos yo.
Francisco Javier Millan
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