Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Francisco Javier Millan:
7
Drama. Comedia Joy Mangano, una humilde trabajadora de Long Island, acabó convirtiéndose en una popular inventora de productos del hogar y también en uno de los rostros más conocidos de la teletienda americana. (FILMAFFINITY)
26 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien el tema del sueño americano resulta muy manido a estas alturas, no puedo pasar por alto que, la nueva película de David O. Russell, puede ser un buen bálsamo para todos aquellos que hemos luchado por hacer realidad nuestros deseos.
Una muy buena parte del público no recibirá con agrado esta nueva propuesta, pero los soñadores sí que lo haremos. Con el tiempo y con mucha desesperanza acumulada, he venido a clasificar a muchas personas como auténticos obstáculos en el camino; gente a la que consideraba amigos, pero que para nada estaban allí para convertirse en auténticos compañeros de viaje y aventuras. Obstáculos que había que retirar del camino y tirar literalmente a la cuneta.
Mis palabras pueden resultar duras, lo sé, incluso causarán cierta polémica, pero es lo que siento y es en lo que me han convertido. Por lo que no es de extrañar que simpatice con esa Jennifer Lawrence, que coge un arma a mitad de metraje con el fin de desahogarse de sus fracasos personales y familiares. Y todo provocado por un ecosistema poco dado a la ilusión y las grandes oportunidades.
El director de “El lado bueno de las cosas” plantea a una joven rodeada de un ambiente familiar y social completamente contradictorio con sus grandes habilidades. Una sociedad que hace que nuestros niños, en un momento concreto del paso de la infancia a la adolescencia, sean podados con el fin de atraerlos a un mundo adulto gris, decepcionante y selvático.
La escena cuando rompen la maqueta de la protagonista siendo niña, resulta ser la clave fundamental de un film injustamente mal comprendido. Y es que muy probablemente, aquellos que rechacen esta noble y bonita historia, sean los mismos que obstaculizan en la vida real la ejecución de los verdaderos sueños. Un mundo sin idealistas está condenado al olvido y a la oscuridad más absoluta.
Russell presenta una línea clásica en este nuevo trabajo, cuyo único escoyo se encuentra en aceptar o no a los estrambóticos personajes; gente muy real que a veces terminan siendo tu mejor apoyo en el duro sendero. Si uno supera la primera media hora errática, se encontrará con una notable sorpresa en forma de relato de superación y motivación. A mí por lo menos me sirvió como bombona de oxígeno para seguir en marcha en estos tiempos incrédulos.
Francisco Javier Millan
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow