Aún hoy en día uno sigue pensando cómo es posible que un producto tan simplón y prescindible como este se llevara en su momento el Goya a mejor película del año. Algo que denotaría o bien la bajeza del cine español allá por el año 1994 o bien que en la Academia de las Artes y las ciencias cinematográficas a alguien se le nublaron las ideas y se le disparó la libido más de la cuenta con las tetas y el coño de la Bernarda. Me decanto más bien por esta segunda posibilidad, pues no contentos con esto decidieron otorgarle un total de 8 Premios, incluyendo uno para el bulto sospechoso de Carmelo Gómez como mejor actor, otro para un Imanol Uribe acostumbrado a parir mediocridad cinematográfica y otro para unos mejores efectos especiales que rozan lo insultante (y si no, vean el final de la película). Tanta pelambrera por aquellos lares debió calar también en la lascivia del Festival de San Sebastián, consiguiendo que un rijoso jurado se embobara boquiabierto y decidiera premiar con una Concha a otra concha, no sé si en sentido figurado o en agradecimiento a las manolas que esta película pudo inspirar a los supuestamente entendidos en la materia.

La cuestión es que la historia que nos cuenta el bueno de Uribe no pasa de algo normalito tirando a flojo, con un premiado actor principal haciendo lo que puede por mantenerse interpretativamente a flote mientras hace como que las hormonas se le van a saltar por los aires a base de vagina y pezones de la misma manera que lo hacen los coches bomba que él y la banda de hijos de puta a la que pertenece van poniendo por ahí para cepillarse al prójimo. Recuerdos de unos años negros en España, donde los atentados campaban a sus anchas y que aquí son incluso blanqueados a base de mostrar la parte supuestamente más "humana" de una banda terrorista que, por cierto, derrocha la misma calidez interpretativa que una tarrina de helado en la Playa de la Concha en pleno mes de Enero. He aquí uno de los puntos flojos de la película: las interpretaciones de muchos actores que ni vencen ni convencen y en algunos casos sonrojan y desprenden hedor a inoperancia y desgana, aceptándose una sospechosa improvisación insípida como resultado apto para ser exhibido en público.

Tampoco entiendo muy bien del todo qué es lo que el guion me ha querido contar. Sí, un etarra pierde la polla y los huevos por pirrarse por una puta drogadicta que involuntariamente jode los planes con la misma voluntariedad con la que jode las pollas y nos enseña una y otra vez su cuerpo. Pero no encuentro nada más allá de esto y la idea me parece ejecutada de una forma simple y hasta incluso tontorrona. No llega al bodrio infumable, pero hay momentos en los que se aproxima, aunque ahí están las partes pudendas para levantar el ánimo al personal para que la fiesta no decaiga.

Yo propondría que si alguien está demasiado caliente antes de valorar una película, se las apañe de una u otra manera para que la sangre vaya a donde ha de dirigirse antes de emitir un veredicto. Porque medios y remedios los hay de todos los tipos y muchos de ellos están en manos de todos. Es solo cuestión de imaginación y en algunos casos, en menos de un minuto, queda el problema resuelto.

LO MEJOR:
- Un par de minutos le bastan a Javier Bardem para arrasar al resto de actores.
- Que te partes el culo sabiendo que esto se llevó 8 Premios Goya.
- Que puedes ver porno sin que parezca que estás viendo porno.

LO PEOR:
- El resultado final sabe a sopa de agua y huele a colonia de nada.
- Actuaciones pobres y poco creíbles.
- Que la película quiere comprarte con el anzuelo del felpudo.