Creo que esa frase define varias de las acciones de ésta gran película de finales de los '80s. Cuando ya hiciste todo lo que estaba al alcance de tu mano, ¿qué vas a hacer después?

Esa era la gran pregunta que se hacía uno de éstos ilustres Intocables (Kevin Costner como el recto pero arriesgado Eliot Ness, Charles Martin Smith como el contable Oscar Wallace, Andy García como el temerario George Stone/Giuseppe Petri, y el gran Sean Connery como el rudo y puro Jim Malone), para acabar de una vez por todas con el imperio alcohólico del temible Al Capone (encarnado por el siempre impactante Robert De Niro).

El ojo fílmico de Brian De Palma nos trae una recreación bastante precisa de la ciudad de Chicago en los años '30s, gobernada por los gángsters que no dudaban en disparar con tal de imponer su autoridad, además de unos personajes que ya son entrañables.

Pero si me tengo que quedar con uno, elijo a Malone (Sean Connery). Su actuación (que devino en su único Óscar como Mejor Actor de Reparto), es digna de alabanzas: cómo lleva a sus compañeros a ir más allá del trabajo policíaco, cómo impone su metodología de "escuela antigua" para intimidar a los mafiosos, y cómo hasta en sus últimos momentos no renunció a ayudar a sus compañeros con tal de llegar al objetivo final: acabar con Al Capone.

Muchos dicen que es la mejor película que se ha hecho sobre la mafia, después de El Padrino. ¿Mi opinión? Tienen razón.