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Voto de Sildarien:
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5.236
Drama
Tras mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila (Elena Martín) se da cuenta de que su pérdida de deseo y apetito sexual se encuentra en sí misma. A partir de ahí, empieza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.
11 de marzo de 2024
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mila se instala, junto a su pareja Marcel, en la casa en la que pasaba las vacaciones de verano con su familia, en lo que parece un intento de ambos por empezar de cero. Ella sufre un profundo bloqueo que somatiza en forma de urticaria y que le impide mantener relaciones sexuales con normalidad y parece que los dos llevan un tiempo lidiando con esta situación.
El retorno a ese lugar de su infancia despierta vivencias, recuerdos y pesadillas que propician que acompañemos a Mila en un viaje regresivo que desvelará los orígenes de sus traumas. Recorrer este camino, en sentido inverso, le concederá la posibilidad de reconciliarse con su deseo y con su cuerpo y, quizás, de comenzar a sanar.
Rodada íntegramente en catalán, la película ofrece sólidas interpretaciones, en especial la de "las tres Milas". Destaca el buen trabajo de fotografía y montaje que acompaña muy bien los flashbacks.
Todo en Creatura está dispuesto para generar incomodidad, pero incomodar (demasiado) es siempre un arma de doble filo.
El retorno a ese lugar de su infancia despierta vivencias, recuerdos y pesadillas que propician que acompañemos a Mila en un viaje regresivo que desvelará los orígenes de sus traumas. Recorrer este camino, en sentido inverso, le concederá la posibilidad de reconciliarse con su deseo y con su cuerpo y, quizás, de comenzar a sanar.
Rodada íntegramente en catalán, la película ofrece sólidas interpretaciones, en especial la de "las tres Milas". Destaca el buen trabajo de fotografía y montaje que acompaña muy bien los flashbacks.
Todo en Creatura está dispuesto para generar incomodidad, pero incomodar (demasiado) es siempre un arma de doble filo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De las tres etapas de la vida de la Mila que retrata la película, la que más me interesa es su adolescencia. Y es que de la infancia no conservo tantos recuerdos (estarán bloqueados en el inconsciente haciendo de las suyas).
Las que fuimos adolescentes en los 90 sentenciamos a otras chicas por vivir y expresar libremente su sexualidad (o por no hacerlo), nos juzgamos a nosotras mismas y lidiamos, solas, con la culpa y la vergüenza.
Y es que no había como acertar: Si no cumplíamos algunas expectativas se nos tachaba de frígidas o monjas. Explorar nuestra sexualidad, pero echando el freno si empezábamos a sentir incomodidad, nos convertía en calentonas. Si íbamos más allá de lo que nos apetecía, o ¿por qué no? hasta donde nos daba la gana، corríamos el riesgo de entrar en la categoría de golfas. Y de ahí, no se sale. Todo esto en un momento en que la educación sexual que recibíamos era "cero" y lo más parecido a buscar en internet era consultar el teletexto.
Así, en medio de una lucha interior librada durante años entre gustar y gustarnos, entre complacer y disfrutar, entre descubrir y entendernos, dimos pasos que en otro contexto no hubiéramos dado y dejamos de dar otros por el "que dirán".
Negar el propio deseo, vivirlo con culpa o no saber poner los límites que tu cuerpo te grita, termina condicionando tu relación con el sexo. En una sociedad como la nuestra, en la que tantos grupos de amigas no han hablado de masturbación femenina hasta la salida al mercado del superventas "Satisfayer", atreverse con una historia honesta y sensible que indague en el deseo femenino me parece valiente y necesario. Pero, a pesar de que esta incómoda película toca temas muy interesantes, su tono es tan denso y sombrío, que no apetece estar ahí. Las consecuencias de todo lo vivido por Mila son tan extremas que cuesta ponerse y mantenerse en su piel. Mi despertar sexual estuvo plagado de sombras pero no estuvo exento también de luces y, la verdad, es que se echa de menos alguna luz.
Su visionado invita a asomarte al origen de bloqueos y represiones mientras, inevitablemente, revisas ciertas vivencias, pero después no quedan ganas de volver a verla ni de seguir tirando de ese hilo.
Mejor "trabajarse" este tipo de temas con alguna amiga y varias cervezas.
Las que fuimos adolescentes en los 90 sentenciamos a otras chicas por vivir y expresar libremente su sexualidad (o por no hacerlo), nos juzgamos a nosotras mismas y lidiamos, solas, con la culpa y la vergüenza.
Y es que no había como acertar: Si no cumplíamos algunas expectativas se nos tachaba de frígidas o monjas. Explorar nuestra sexualidad, pero echando el freno si empezábamos a sentir incomodidad, nos convertía en calentonas. Si íbamos más allá de lo que nos apetecía, o ¿por qué no? hasta donde nos daba la gana، corríamos el riesgo de entrar en la categoría de golfas. Y de ahí, no se sale. Todo esto en un momento en que la educación sexual que recibíamos era "cero" y lo más parecido a buscar en internet era consultar el teletexto.
Así, en medio de una lucha interior librada durante años entre gustar y gustarnos, entre complacer y disfrutar, entre descubrir y entendernos, dimos pasos que en otro contexto no hubiéramos dado y dejamos de dar otros por el "que dirán".
Negar el propio deseo, vivirlo con culpa o no saber poner los límites que tu cuerpo te grita, termina condicionando tu relación con el sexo. En una sociedad como la nuestra, en la que tantos grupos de amigas no han hablado de masturbación femenina hasta la salida al mercado del superventas "Satisfayer", atreverse con una historia honesta y sensible que indague en el deseo femenino me parece valiente y necesario. Pero, a pesar de que esta incómoda película toca temas muy interesantes, su tono es tan denso y sombrío, que no apetece estar ahí. Las consecuencias de todo lo vivido por Mila son tan extremas que cuesta ponerse y mantenerse en su piel. Mi despertar sexual estuvo plagado de sombras pero no estuvo exento también de luces y, la verdad, es que se echa de menos alguna luz.
Su visionado invita a asomarte al origen de bloqueos y represiones mientras, inevitablemente, revisas ciertas vivencias, pero después no quedan ganas de volver a verla ni de seguir tirando de ese hilo.
Mejor "trabajarse" este tipo de temas con alguna amiga y varias cervezas.