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Voto de antonio lopez herraiz:
10
6,0
3.609
Intriga. Drama. Romance
Narvel Roth es el meticuloso horticultor de Gracewood Gardens. Está tan dedicado a cuidar los jardines de esta maravillosa e histórica finca como a complacer a su jefa, la rica viuda Sra. Havernhill. Pero el caos se apodera de la ordenada existencia de Narvel cuando la Sra. Haverhill le exige que tome como aprendiz a su rebelde y problemática sobrina nieta Maya. Esta nueva situación va a sacar a la luz oscuros secretos de un pasado ... [+]
9 de junio de 2023
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un sacerdote trata de amedrentar a sus demonios personales refugiándose en su trabajo. Un contador de cartas trata igualmente de amedrentar sus traumas y obsesiones recurrentes refugiándose en el trabajo. Un jardinero trata... bueno, ya sabéis. ¿Trilogía? Lo cierto es que a Paul Schrader lleva dándosele de miedo (desde un punto de vista creativo o desde el prisma estrictamente esquizoide) hablar de tipos para los que su ocupación es una vía de escape a una cabeza que está hecha un cirio, ya sea escribiéndoselo a Marty (conducir taxis mugrosos, a un rebaño santo de creyentes y profetas practicantes, una ambulancia) o con él encargándose de dirigir (gigolós, camellos, niñas ricas con síndrome de estocolmo, samurais dramaturgos, policias pluriempleados con traumas infantiles, exorcista, etc...).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La historia de Paul Schrader, tras la cámara o en el papel, tras proyectos personales o encargos, es la de la plasmación de las obsesiones tóxicas soterradas que, tarde o temprano, acaban eclosionando para goce del festín de autolesividad psicológica... y claro está, lesiones a terceros que se lo merecen.
Y tras más de 40 años dedicandose a esto, a este Mr Chance moderno con la pétrea y volátil ferocidad dormida de Joel Edgerton, inmovilizado entre la espada de Quintessa Swindell -tan revulsiva como lo era Jodie Foster para Robert DeNiro- y la pared de hojas ¿pacificadora? construída a partir de Sigourney Weaver marcándose un MacLaine, no se auscultan signos de ser una excepción a la regla en el mapa de obsesiones de su director.
El cursillo sobre botánica impartido a lo largo de la primera mitad de metraje -minuto arriba o abajo- que habréis oído aludir a Boyero es, para quien esto suscribe, un simple pretexto para que Schrader, al igual que Herman Melville describiendo a las especies de cetáceos en 'Moby Dick', remueva la tierra para llegar a la raíz del dolor y hacerlo rebrotar con violencia.
Disfrutad del espectáculo, porque puede que ésta sea la última ocasión de presenciarlo.
Schrader es inconfundible.
Y tras más de 40 años dedicandose a esto, a este Mr Chance moderno con la pétrea y volátil ferocidad dormida de Joel Edgerton, inmovilizado entre la espada de Quintessa Swindell -tan revulsiva como lo era Jodie Foster para Robert DeNiro- y la pared de hojas ¿pacificadora? construída a partir de Sigourney Weaver marcándose un MacLaine, no se auscultan signos de ser una excepción a la regla en el mapa de obsesiones de su director.
El cursillo sobre botánica impartido a lo largo de la primera mitad de metraje -minuto arriba o abajo- que habréis oído aludir a Boyero es, para quien esto suscribe, un simple pretexto para que Schrader, al igual que Herman Melville describiendo a las especies de cetáceos en 'Moby Dick', remueva la tierra para llegar a la raíz del dolor y hacerlo rebrotar con violencia.
Disfrutad del espectáculo, porque puede que ésta sea la última ocasión de presenciarlo.
Schrader es inconfundible.