... con propina para el público en forma de reunión "postiza" con Andrés Pajares magreando a una tal Grecia Castta. A propósito de Esteso, ¿antes de Tirso Calero, Segura o Agustí Villaronga, por qué ningún director le dió la oportunidad de emplear esa mirada tan vulnerable y tierna de cordero degollado?
Regresan Amparito (Neus Asensi) dejando chupar su hombro a Carlos Areces, la matrísima Chus Lampreave en su última película, y Cuco sin Gabino Diego -suplido sin éxito con gags escatológicos tan extremos y faltos de realismo como de sentido y gracia, con Julián López esnifándoselo TODO y poniendo muecas histéricas de Jack Torrance rompiendo la puerta a hachazos-. El actor (aunque nadie se acuerde) y presentador Victor Sandoval desbanca a Natxo Allende "Torbe" y Daniel Monzón como reyes predecesores del grito gracias a un gag inenarrable de guardia de seguridad.
Jesulín de Ubrique no sale tan mal parado como lo imaginabas, y supongo que algo de estímulo tendría cobrando más sueldo que el nuevo adversario y villano... ¡¡Alec Baldwin!! Lo único que se le entiende cuando no habla en inglés es "¡Ole mis huevos!". Menos da una piedra.
Al final hasta Imanol Arias o Ricardo Darín (desde un videotutorial de youtube para pilotar aviones) se apuntan a la jarana.
Si no te importa que, como manda la tradición, los actores no profesionales hablen de carrerilla, o que a Baldwin no se le entienda la mitad al chapurrear el castellano, te compensará comprobar que es, con diferencia, la mejor de las tres últimas secuelas gracias a (esta vez sí) un argumento real que encadena los gags, las magníficas escenas de acción y la adquisición de un cromo nuevo al que, incomprensiblemente, no he visto seguir rulando con asiduidad entre la colección de nuevas estrellas -y cómicas especialmente- del cine español: ANGY FERNÁNDEZ. Un jodido torbellino.
Anna Simón debuta en el cine con una asombrosa versatilidad interpretando a una rubia pibón y espectacular. Y esto se supone que lo rodó cuando dijo que cuidaba muy poco su alimentación.
Una notable despedida ¿momentánea? de la saga, de las comedias para adultos y una manera de fabricar taquillazos chuscos como si fuesen rosquillas. Aunque si quitas lo de chusco, permanece inalterable lo último.
A ver si en la próxima (si la hay) le da un papelito a Arévalo de una puñetera vez.
E insisto, más Angy Fernández. Lo malo del teatro es que las giras son como el bus: a veces pasa cerca de tu casa y otras no. Loles León con cuarenta años menos, clavados.