Una de juicios, dentro de la más pura y genuina de sus acepciones: por tanto un thriller criminal con falsos culpables y giros inesperados, de igual pedigrí a los que el propio Billy Wilder habría firmado en una década pasada en la que alimentaba con mayor asiduidad su filmografía de un buen puñado de clásicos que no desmerecerían, en grado estilístico o formal, de los del "rey del suspense" británico.
Tampoco podría afirmarse que, en arras de la supervivencia del género, adaptar a Agatha Christie no sea una apuesta segura.
El trinomio del hombre situado entre la espada y la pared (Tyrone Power) contra el que pesa una acusación como el presunto asesino de la madura millonaria de la que es heredero, el abogado defensor (Charles Laughton en la recta final de su carrera) y Marlene Dietrich en las lides de esposa despechada son, en paralelo a unos intercesos narrativos de retrospección -para saber de los acontecimientos juzgados- el sólido cebo triangular de drama judicial sobre el que confluyen giros inesperados (e imprescindibles tanto en estos terrenos como en el género noir hermanado) y, ya si nos ceñimos específicamente a lo primero, las predecibles soflamas con maledicencias de una Dietrich que irá desatándose -sobre todo en lo que toca a su versatilidad- tras una actitud inicialmente espartana en un pleito criminal (y conyugal) donde el interés no descarrila ni un segundo: las rememoranzas de la relación entre Power y Dietrich, de paso, sirven tanto para explotar los dones cabareteros del ángel azul y reproducir al dedillo situaciones recicladas de 'Berlin/Occidente' (1948, Billy Wilder).
Un espectáculo intenso al que únicamente dota de liviandad algún running gag entre el cascarrabias Laughton y su sobreprotectora cuidadora Elsa Lanchester ('Mary Poppins', La novia de Frankenstein').