¿Demasiado viejos para esto? Tal vez. O puede que la época dorada del cine de acción tradicional ya hubiera tocado a su fin. Y el poco crédito comercial que aun le quedaba a las buddy movies policiales se lo repartían Michael Bay y los primeros blockbusters de Roland Emmerich. ¿Pero a quién le importa eso? En 1998 Warner Bros necesitaba urgentemente un éxito de taquilla que fuera rápido de fabricar, barato en costes de producción -no tanto con los beneficios acordados para Mel Gibson- y fácil de rodar. A pesar de que el propio Donner llegó a afirmar irónicamente que esperaba tener un guión terminado al acabar la película. Probablemente hacer realidad 'Arma Letal 4' (1998, Richard Donner) fue un proceso tan agotador como tratar de convencer al propio director y su estrella principal para regresar a la carga tras colaborar en otros dos trabajos previos -'Maverick' (1994) y 'Conspiración' (1997)- que gozaron de buena salud en taquilla.
'Arma Letal 4' (1998, Richard Donner) puede presumir de tener el comienzo más explosivo, divertido y surrealista de toda la franquicia, con Riggs y Murtaugh plantando cara a un perturbado con armadura acorazada empeñado en prender fuego con un lanzallamas a todo lo que se cruza en su camino. Pero un errático argumento urdido por Jonathan Lemkin, Alfred Gough y Miles Millar, a costa de las triadas chinas y el tráfico ilegal de esclavos, los insoportables soliloquios perpetrados por ChrisRock o Jet Li moviéndose 'despacito' para no ridiculizar demasiado a Gibson y Glover en las peleas pesan más que la impresionante trifulca sobre una mesa rota arrastrada por un trailer a toda velocidad, la sanguinaria lucha entre Riggs, Murtaugh y Sing Ku, o el entrañable cierre final donde un collage fotográfico nos recuerda que Riggs, los Murtaugh, Leo Getz, Lorna y el Capitán Murphy, junto a todo el equipo técnico implicado en la saga durante 11 años, más que compañeros, eran una gran familia.