Empezaré diciendo que las películas de espías, sobre todo las de algunas épocas, no son las que más me gustan, pero es que esta me parece francamente floja. Y eso pese a la presencia de Richard Widmark, que suele ser una garantía, pero que aquí no puede salvar algo que, más que serie B es casi un subproducto. La trama es absolutamente inverosímil, las motivaciones y acciones de los personajes disparatadas y las situaciones son muy poco creibles y muy poco curradas, aparte de que te enteras bastante poco del fondo de la cuestión. Espero que la novela de Alistair McLean en que está basada fuera un poco mejor.

Lo único que podría salvar son quizá esas escenas de callejones oscuros, que hay unas cuantas, y el debut de Senta Berger. Pero no merece la pena.