Matthijs van Heijningen Jr. tira por la borda una oportunidad única de hacer un remake decente de la casi inmejorable The Thing de John Carpenter. Todo va sorprendentemente bien hasta que llega la parte final donde la película torna hacia un producto más de la serie B más piojosa.

Pero hay que intentar ser justos y reconocer el poder de esta nueva The Thing. Esta vez los efectos digitales se aplican de una manera adecuada, aunque de alguna manera lo que vimos en la película de Carpenter en este aspecto tenía un aspecto mucho más encantador. Vale, sí, también estamos de acuerdo en que la mítica prueba de sangre es mucho mejor que la tontería de los dientes, y que hay un montón de cosas que te harán preguntarte por qué no se hizo así antes, pero consigue mantener el interés y nuevamente ese cluedo por ver quién es quién sigue siendo divertido.

Digamos que la película está bien en su vertiente de remake. Cambia algunas cosas, pero cuando se ciñe a la estructura que había antes todo funciona curiosamente bien. En cambio, cuando se empiezan a meter añadidos la película se ve muy mediocre, así que realmente lo que está bien es la historia, y en eso Matthijs van Heijningen Jr. es poco responsable. No hablemos ya de Mary Elizabeth Winstead en el papel principal que me dan ganas de bajarle la nota.

Siguen habiendo barbas, por cierto.