Tras la preciosa El Octavo Día Van Dormael se mete en una ciencia ficción diferente para sumergirnos en una película tan profunda como desesperante en algunos momentos. Una película que nos proporciona un billete al tren de la vida, cuyos carriles podemos cambiar con nuestras acciones en ocasiones y debemos aceptar otras donde simplemente ocurre.

La película trata temas un poco ya vistos sobre el efecto mariposa y las consecuencias de nuestros actos por insignificantes que sean no sólo en nuestras vidas sino en la del resto de personas que conviven con nosotros en todo el planeta Tierra. Nobody es efectivamente un don nadie, cuya vida no tiene nada de especial. Pronto entendemos que eso de "Las Vidas Posibles" es bastante literal y nos encontramos con una película dividida en varias tramas que se van entrecruzando mediante simbología y metáforas por doquier.

¿Cuál es el problema de todo esto? Que si recortáramos todas esas vidas y las emitiéramos por separado no tendrían el más mínimo interés. Van Dormael se apoya en su estructura caótica para darle a la cinta un toque especial, y con un buen final pone una guinda a una buena película que lo es más por la facilidad de tapar sus carencias que por lo que realmente se nos está contando.

De esas películas que cuesta catalogar, pero que todo el mundo debería ver al menos una vez.