Recuerdo unas cuantas cosas sobre mi experiencia jugando al videojuego Far Cry, sobre todo esa enorme cualidad de poder ser jugado eliminando a todo ser vivo que aparecía en pantalla como si de un Rambo se tratase, o de poder tomárselo como un juego de infiltración donde se minimizaban muchas bajas. Uwe Boll parece que lo jugó, si es que lo hizo, de la primera forma.

Cuando pienso en Far Cry, pienso en los escenarios llenos de color, en las aguas tan cristalinas como azules y en la profunda selva verde que llenaba la pantalla de un color pocas veces visto. ¿Hay algo de todo esto en la película? Absoultamente nada, es más, buena parte transcurre de noche y, cuando no es así, los cielos están hasta nublados. Parece una tontería, pero si has jugado al juego es algo que llamará mucho la atención negativamente.

¿Es Far Cry una mala adaptación al cine? Sin duda, hasta el punto de que hace que la película de Doom sea buena comparativamente. Parece como si Uwe Boll solo hubiera cogido el escenario, al personaje con camisa floreada roja y la idea básica de la mutación y experimentación en el juego. Ni siquiera se explota la vertiente más comercial del propio juego con aquellas mutaciones, y tan solo se presenta como super soldados a los mismos actores previamente humanos pero con 50 kilos de polvos de talco encima.

¿Es Far Cry una buena película? En absoluto. Aparte de no ser una buena adaptación, si se ve la película como algo totalmente independiente del juego acaba siendo, como muy mucho,una película entretenida que hubiera tenido relativo éxito... en los años 80, donde Schwarzeneggers y Lundgrens paseaban por los cines para delicia visual de los allí presentes y toda la violencia gratuita hacía más daño a la historia que a los que la sufrían.

Far Cry tampoco sirve para reirse de ella misma como le pasa a la mayoría de estas subproducciones del séptimo arte, por lo que ni como película en sí, ni como adaptación, ni como festival del humor friki nostálgico es buena.