Sorprendente secuela de Tron, que si bien es continuación de la inolvidable película de 1982 tiene alma de remake en una época donde los efectos especiales están tan desarrollados que dejan como ridículos los vistos en la estupenda película de antaño.

Y tiene alma de remake, porque son muchas las referencias a la primera película. Para empezar, el personaje protagonizado por Garrett Hedlund tiene la misma actitud que Flynn en la primera película, niñato chulesco con ganas de vivir la vida más que atarse a algo en concreto. Son muchos los homenajes que encontramos, desde simplemente la puerta de ENCOM (y el comentario acerca de lo grande que es) hasta cosas más perceptibles como el local de Flynn. Parece como si realmente fuera el momento justo para que Tron: Legacy viera la luz.

Kosinski consigue lo impensable, que su película no es solo una magnífica continuación, si no que por momentos la sobrepasa. Por supuesto, los efectos especiales ayudan a esto, pero hablo desde un punto de vista más argumental (aunque las similitudes con Star Wars sobran en ocasiones). Tron Legacy tiene todos los ingredientes casi ocultos que hicieron a Tron tan especial, desde ese toque religioso hasta esa atmósfera cyberpunk.

Hablando de los efectos, tanto los escenarios como todo lo que pasa en ellos son maravillosos. Es cierto que parece que estemos viendo una sucesión de salvapantallas, pero ese es el mejor piropo posible para una película como Tron. Tron tiene que ser así, una delicia visual, y ya con ello hay mucha gente que se hubiera dado por satisfecha, pero además incluye una perfecta historia detrás, a la cual ni siquiera se le puede acusar de abusar de sitauciones sentimentaloides y pasteleo hormonado.

Jeff Bridges está perfecto, y haber contado con el para la película eleva aún más el resultado final. Al nivel de su actuación está el trabajo de caracterización. Es sorprendente como CLU tiene ese aspecto físico, tan similar al Flynn del año 1982. La aparición de Cillian Murphy es toda una sorpresa (aunque no sacarle más es un desperdicio cuya única justifiación espero que sea el estar pensando en hacer una tercera parte), y Michael Sheen está bien aunque su personaje parece más una copia del Enigma de Batman Forever que un personaje original.

Mención aparte merece la música de Daft Punk, una absoluta delicia que se disfruta como pocas veces en una película, más aún en las que la parte visual prima por delante del resto. Tron: Legacy es una delicia para los sentidos, e incluso a veces una delicia para los sentimientos de aquellos que esperaban una producción como mínimo a la altura y se acaban topando con una de las mejores películas que se han hecho ultimamente con alma de remake, cosa que hoy en día es bastante difícil de encontrar.