Estamos acostumbrados a ver a los terroristas como seres casi inferiores de pensamiento. La visión sesgada del cine en más de una ocasión nos ha mostrado terroristas fríos, absolutamente idos de mente y fanáticos hasta tal punto que a veces dan risa. Paradise Now consigue lo contrario, consigue incluso llegar a transmitir pena por alguien que al fin y al cabo, pretende quitar cuantas más vidas sea mejor. Esa empatía extraña y a la vez contradictoria tiene que ver con el trato humano que se le da a los personajes por Hany Abu-Assad, y unas interpretaciones magníficas, de esas que no necesitan de unos diálogos clarividentes para transmitir lo que están sintiendo por dentro.
No deja de ser un acto de hipocresía esa empatía, y es ese extraño sentimiento lo que hace buena esta película. Paradise Now es un drama al fin y al cabo, y en ese sentido consigue emocionar y hacer reflexionar al espectador. Es curiosa la convicción en las creencias de los personajes secundarios, de aquellos que trazan el plan para que sean otros los que se inmolen, la seguridad que tienen de que hay una vida después de la muerte que será altamente recompensada por las acciones criminales en ésta, hasta el punto de resultar cómico. Los personajes principales serán los que tengan las dudas, dudas como jamás se ha visto en el cine, con ese trato humano antes mencionado.

La película no llega a entretener, aunque no estña diseñada para ello, chocando así con una de las máximas del cine, pero el acercamiento es tan atrevido por parte del director que merece la pena verla a pesar de que le cuesta entrar un poco en situación. Otro punto de vista para un tema tan peliagudo como difícil de finiquitar.