Terminator Salvation por lo menos deja a la saga en mejor estado que la dejó Terminator 3. ¿Podemos poner la película a la misma altura que las dos primeras entragas de Cameron? Desde luego que no, pero deja un mejor sabor de boca que su antecesora.

Terminator Salvation es engañosa, porque realmente el poco alma que tiene viene ya de la propia alma de la saga. Si hablaramos de la película como una película sin más, sin que existiera la saga, nos encontraríamos ante un espectáculo palomitero dificilmente superable. McG cuenta además con ese sentimiento tan fuerte de miles de fanáticos de la saga que no se verán defraudados.

Porque otra cosa no, pero aunque se rice el rizo más todavía los más puristas de la saga no se verán excesivamente decepcionados con la historia de Terminator Salvation. A mí al menos me dejó más sensación de buena película que Terminator 3, que parecía más una parodia que cualquier otra cosa.

Esta vez John Connor está encarnado por el siempre seguro Christian Bale, y sin duda es mucho mejor que aquel Nick Stahl de la tercera. No serían pocos los que, viendo Terminator y Terminator 2 pensaron lo bien que luciría una película con tintes más bélicos en el contexto futurista postapocalíptico con ese John Connor mesías. Aquí no tenemos exactamente eso, y es más una transición al ser un futuro más inmediato, pero puede servir para todos aquellos que buscaban algo así.

Un montón de guiños que siempre son bien recibidos, algún que otro giro inesperado que se sale un poco del guión establecido y unos Terminators que lucen más bien que nunca. A Terminator Salvation curiosamente le sobran Terminators. Se echa de menos focalizar el villano en un simple Terminator indestructible en lugar de unos cuantos que son destruidos con bastante menos esfuerzo de lo normal. Además, el futuro que nos vendían en las dos primeras entregas parecía bastante más negro para la humanidad, minetras que aquí parece que hay una fuerza en forma de Resistencia demasiado poderosa. Esperemos que fuera cosa solo de la transición y que la cosa fuera cuesta abajo como se nos prometía...