Llevaba mucho tiempo buscando una película de miedo que realmente me aterrara, o por lo menos que no me hiciera gracia, y la verdad es que nunca pensé que pudiera encontrar lo que buscaba en una película de 1961. Concentré mis esfuerzos en el cine contemporáneo para buscar el terror, y me llevé gratas sorpresas como The Conjuring o Ju-on, pero no pensaba que fuera capaz de encontrar algo tan puro más atrás de Al Final de la Escalera.

The Innocents es una maravilla completamente adelantada a su tiempo, tanto, que me podrían haber engañado diciendo que es una película actual rodada en homenaje a las películas de terror en blanco y negro. Jack Clayton demuestra un sentido de la dirección y una fotografía increíble que da lugar a juegos verdaderamente aterradores con la propia cámara. The Innocents no es un miedo muy de sobresalto, pero sin duda goza de una ambientación única que la convierte en una de las experiencias más satisfactorias en cuanto a pasarlo mal se refiere.

A todo ello hay que añadir unas actuaciones sobresalientes, encabezadas por una Deborah Kerr insuperable. Los niños por su parte son verdaderos protagonistas de este festival del terror. Un terror que va más allá de la propia historia y que ataca sentimientos internos como rara vez he tenido el placer de "sufrir".

Quizá el error fue mío por haber esperado tanto a la hora de darle una oportunidad al cine de terror clásico -cosa que sí llevo haciendo muchos años con la ciencia ficción-. Desde luego una indispensable para el género.