Los peligros del autoestopista muy bien resumidos. Eduardo Noriega interpreta a un vendedor de enciclopedias que pronto se ve involucrado en una especie de matrimonio en su vertiente más dañina con la generosa Nieves Herranz, cuyo papel es bastante mejor que el que pudimos ver en Himenóptero. Noriega por su parte está bastante verde, y Amenábar vuelve a premiarnos con su presencia en pantalla en otra de esas mini actuaciones suyas que despertarán más risas que otra cosa (pero de las entrañables).
Luna es interesante, de hecho el estar rodado en blanco y negro siempre le da un aura distinta a toda la película, pero más allá del blanco y negro nos encontramos con un curioso y efectista juego de luces, que provoca más de una sombra (voluntaria o no) digna de los grandes profesionales.

Como mediometraje no tiene mucho que aportar, casi desde el primer momento, desde la primera excentricidad de la desesperante muchacha, podemos adivinar sin desviarnos demasiado el devenir de los acontecimientos. Excesivo metraje para una producción que a día de hoy tiene como único reclamo los nombres que forman la ficha técnica.

La historia, aunque pretende ser original acaba siendo bastante más simple de lo que debe. Más de uno recordará algún que otro fragmento de Abre Los Ojos con la pareja protagonist al volante.