Muy decepcionante debut cinematográfico de uno de los héroes sin discusión del terror cómico ochentero. Bruce Campbell se alía con Sam Raimi para traernos una especie de homenaje a las películas de monstruos y doctores locos de los años 50 y nos trae -en color- una historia disparatada con Bulgaria como escenario.

Las carencias de esta película van más allá de lo que uno podría esperar. Tiene partes que directamente uno no sabe si están plagadas de fallos o si es que están hechas así, y lo digo desde el conocimiento de la serie B e incluso de la Z, por lo que estoy vacunado a según qué cosas.

Pero lo que de verdad achaco a esta película es lo aburrida que es. Cuando uno se planta a ver una película así espera como mínimo muchas risas, o un festival "friki" digno de alguien que se ha tragado tanta película del género, pero Bruce Campbell decepciona en todo ello.

Mucho menos inteligente que Posesión Demencial.