Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Voto de Kiko:
6
Documental Largometraje que evoca al cantautor británico Drake como un héroe maldito, depresivo y melancólico. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A skin too few (2000) es un breve documental en donde el holandés Jeroen Berkvens narra de forma concisa la vida de Nick Drake, compositor y músico inglés nacido en Birmania en 1948. Para ello se vale de los testimonios de sus padres, amistades, productores como John Wood y, sobre todo, de su hermana Gabrielle. Cabe destacar la aportación de Joe Boyd, figura capital también en la carrera de grupos como Fairport Convention, Pink Floyd o The Incredible String Band, entre otros. Y es que las palabras de sus allegados son fundamentales para intentar arrojar algo más de luz sobre la figura del artista, ya que apenas se conserva material gráfico suyo más allá de algunas fotografías y vídeos familiares.

En apenas cuatro años, Drake publicó Five leaves left (1969), Bryter layter (1970) y Pink moon (1972), todas ellas obras influenciadas por figuras como Baudelaire, Van Morrison, Leonard Cohen o las composiciones de Molly, su madre. Pese a que las canciones de Drake están presentes de forma constante en la cinta, Berkvens deja prácticamente de lado la parte artística para centrarse en la faceta psicológica del personaje.

Abandonó su primera y única gira a causa del público: Drake no aguantaba las interminables conversaciones de los asistentes, especialmente cuando tenía que afinar su guitarra entre canción y canción. Poco después volvería a casa de sus padres, retirándose definitivamente de los escenarios y lamentándose de la escasa repercusión de sus canciones. “Si al menos pudiera sentir que mi música ha hecho alguna vez algo para ayudar a una sola persona, habría valido la pena”, llegó a confesarle en una ocasión a su madre. Fue allí, en la casa que le vio crecer, donde la depresión le abrazó con más fuerza. Drake deambulaba con la vista perdida y hablaba cada vez menos, encerrándose en un turbulento mundo interior que sólo exteriorizaba a través de la música. A finales de 1974 apareció muerto en su dormitorio tras haber ingerido dosis superiores de los medicamentos prescritos para controlar su estado.

¿Accidente, suicidio? Su hermana Gabrielle coge aire antes de responder. Finalmente contesta imaginándose a Drake, en mitad de la noche, tragándose un puñado de pastillas con la finalidad de cambiar, para bien o para mal, su situación. Lo consiguió. Es tristísima esa parte final del documental con los padres relatando la última noche de su hijo y el posterior descubrimiento del cuerpo atravesado en la cama. Resulta inevitable que, al igual que cuando escuchamos sus discos, sintamos un escalofrío. Sin previo aviso, a traición.
Kiko
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow