La dualidad en Drive

Basada en la novela del escritor estadounidense James Sallis, Drive destaca por su dualidad.

Inspirada en el cine de acción de los setenta, las persecuciones de autos realizadas por Driver (Ryan Gosling) combinan tensión y serenidad. El reloj representa la carrera contra el tiempo en el juego de velocidades del auto. La estrategia en ocultarse de las patrullas policiales y el uso constante de la espera dota al relato de una calma atípica en el género.

A su vez, pronuncia la belleza y la oscuridad en la ciudad de Los Ángeles. Su ambivalencia como urbe se refleja con el ritmo del escenario hollywoodense por la mañana y la violencia nocturna. Esta última se manifiesta a través del grupo delictivo de Bernie (Albert Brooks), interesado en Driver por su habilidad como corredor de autos.

La propuesta del realizador Nicholas Winding Refn evoca a una estética ochentera proyectada desde su prólogo. La fotografía de Newton Thomas Siegel captura el contraste de la tensión con la intimidad y la violencia con la ternura. Las sombras y la luminosidad en neón y amarillo retratan la combinación de serenidad y explosividad en la trama.

A Real Hero

Drive cuenta también con rasgos representativos del cine negro. Ejemplo de ello es el parecido de Driver con el personaje de Costello en Le Samouraï (1967) en su comportamiento reservado y vida un tanto solitaria.

Identificado con una chaqueta con el símbolo de un escorpión dorado a su espalda, Driver vive en un austero departamento. En el día, trabaja como mecánico y stunt para Shannon (Bryan Cranston). Por las noches, es un hábil conductor de autos para atracos, llevando una doble vida.

Su rutina cambia al conocer a su vecina Irene (Carey Mulligan) y a su hijo Benicio (Kaden Leos). La infancia representada en el niño despierta en el protagonista bondad. A su vez, la dulzura de la mujer le inspira atracción. La convivencia crea un vínculo especial, reflejado en conversaciones y momentos especiales como recorridos por las calles de la ciudad.

No obstante, la relación adquiere un cambio significativo con el regreso de Standard (Oscar Isaac), el esposo de Irene, quien sale de prisión tras cumplir su condena. Por su aprecio a la muchacha, Driver adopta un rol protector que lo llevará hacia una inesperada debacle. Todo ello por saldar la deuda de Standard con el crimen organizado.

La unión del romance y la violencia en Drive

El guion de Hossein Amini transita a la violencia. Retrata también una decadente espiral que pone en peligro a Driver y, de paso a Irene. Así, traza un thriller definido más por sorpresa que intensidad. Winding Refn converge una magnética estética visual de calma, tensión y saturación de color. Entrelaza también silencios con súbitos estallidos de violencia gráfica.

Su punto máximo está representado en la escena del ascensor. Driver y Irene comparten un momento que define la naturaleza romántica de su relación, acompañados por un matón. Driver agrede al malhechor en son de proteccionismo.

El synth pop y la música de Cliff Martinez

Además de su composición visual, otro de los elementos que también define al filme es su soundtrack.

Desde la apertura de créditos conformada con Nightcall de Kavinsky, el resto de canciones acompasan los estados de ánimo de Driver. Inspirada en el synth pop y synth wave de los años ochenta, la música ambientalista de Cliff Martinez moldea el tono taciturno de la trama.

Conclusión

Drive es muy sencilla en su narrativa, a comparación de otras cintas del género. No obstante, destaca el trabajo del elenco, en particular, Ryan Gosling como el misterioso conductor que expresa más con la mirada que con largas conversaciones.

La dirección de Nicholas Winding Refn resalta la cuidada confección visual, convergiendo tensión, serenidad y acción sin grandes dosis de espectáculo.

Un filme de culto.

Escrito por Mariana Fernández