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Voto de Cinemagavia:
2
Acción. Thriller Casey (Nicholas Hoult) es un joven norteamericano que se ha enamorado de Juliette (Felicity Jones). Cuando a Juliette le diagnostican una enfermedad mortal, Casey elabora un plan para robarle a Hagen, un peligroso criminal, y poder pagar el tratamiento médico que salvaría la vida de Juliette. El plan de Casey, sin embargo, no sale como él espera, y tendrá que emprender una huida en coche por toda Alemania para salvar su vida y llegar a ... [+]
10 de julio de 2018
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Persecución al Límite, filmada por Eran Creevy, se exhibe como una nueva cinta de acción que al menos logre mantenernos pegados al asiento con trepidantes cacerías al volante, con hocicos asomando por el parabrisas y con alguna que otra mezcolanza de tiros. Los espectadores de este tipo de cine no suelen pedir mucho, y cuando una cinta no logra ni copar esos intereses suelen dar ganas de desempolvar la escopeta y vivir, en las propias carnes, la adrenalina que no ha sido capaz de generar la película.

Si una crítica comienza con la frase “cada diálogo es más estúpido que el anterior”, ya está todo el pescado vendido. Si una crítica comienza diciendo que “el intento de construir una historia tropieza constantemente con los insulsos coloquios y las situaciones manidas en un cine de adolescentes tardíos” es que tenemos un problema aún más gordo.

Persecución al Límite es el tipo de película en el que se introduce un rayo de sol (o del foco de una rave) cada vez que los protagonistas se besan. El tipo de película en el que la música sube cuando la situación lo requiere y baja cuando supones que debe bajar. Una película que a cada escena cumple con las expectativas del espectador a rajatabla, no hay espacio para la sorpresa ni para el riesgo. Nada que el público guarde en su memoria, ni un solo fotograma, ni un solo sonido. Solo la esperanza de que nos atraquen con violencia a la salida del cine nos hará olvidar de que hemos aportado una cantidad monetaria inmensa al equipo perpetrador de esta película que ojalá pudiese calificarse de esperpento, o incluso de despropósito, lamentablemente tiene tan poca personalidad que se queda en anodina.

He mentido, algo puede que se quede en las retinas del espectador. Los apuntes cómicos (generalmente fallidos) de Ben Kingsley pueden ser inmortalizados por aquel que recuerde el personaje interpretado por Tony leblanc en “Torrente 2: Misión en Marbella”, el aspecto del actor e incluso la personalidad del personaje se traslada a la de Kingsley casi con intención paródica. Al menos esta curiosidad logra hacernos pensar que estamos ante una broma que ha ido demasiado lejos. Desafortunadamente Persecución al Límite no es una broma de mal gusto.

Incluso en el fango que ha cocinado Eran Creevy, un actor de la talla y clase de Anthony Hopkins consigue atrapar la atención durante los breves momentos en los que aparece en pantalla. Un actor extraordinario al servicio del cubo de basura para poder pagar más de una molesta factura.

A dos pesos pesados como Kingsley y Hopkins hay que añadirle la pareja protagonista: Nicholas Hoult, al cual alguien en el mundo puede tomar por un tipo atractivo, hace lo que puede con su rostro de pánfilo y su nulo interés por esforzarse (como es normal) en una película que no merece la pena. Felicity Jones no aporta mucho más que Hoult, pero al menos trata de dar todo lo que puede al servicio de su papel tópico y en cierto modo sexista. Tras ver el resultado final resulta casi incomprensible que estos cuatro actores hayan decidido perder su tiempo al servicio de este guion; los brazos del diablo son bien alargados.

Las escenas de acción ni son muy numerosas ni están demasiado inspiradas a excepción de un curioso plano secuencia rodado desde el exterior de un vehículo. Conforme avanza la película, y aunque no llega a aprobar, al menos sí deja de aburrir en algún fragmento. En ningún momento ni el guion ni la historia despuntan, pero sí que lo hará algún que otro apunte ligeramente creativo durante la acción. Casi es de agradecer que el protagonista exprese miedo ante un disparo o que su conducción no sea la de una criatura fusionada con el motor.

El final, como no podía ser de otra manera, es igual de insulso que el resto de Persecución al Límite. Nada que ofrecer en un producto de máquina expendedora, de esos con el envoltorio abierto y el dulce duro como un ladrillo, de esos con la fecha de caducidad en la época glaciar, de esos que ni siquiera llegan a caer ni al golpear el cristal con frustración. Mala, muy mala.

Escrito por Daniel González Fernández
https://cinemagavia.es/persecucion-al-limite-pelicula-critica/
Cinemagavia
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