Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Cinemagavia:
7
Drama Ema, una joven bailarina, decide separarse de Gastón luego de entregar a Polo en adopción, el hijo que ambos habían adoptado y que fueron incapaces de criar. Desesperada por las calles del puerto de Valparaíso, Ema busca nuevos amores para aplacar la culpa. Sin embargo, ese no es su único objetivo, también tiene un plan secreto para recuperarlo todo. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2020
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La madre tras la mujer

Ema muestra una deconstrucción del modelo de familia tradicional donde tras una serie de sucesos, una pareja decide devolver al hijo que habían adoptado. Sin embargo, no se hace tardar el arrepentimiento. El proceso de duelo al saber que probablemente nunca recuperen al niño con el que llegaron a formar la familia que tanto deseaban resulta tóxico y degradante tanto para Ema (Mariana Di Girolano) como para Gastón (Gael García Bernal).

Ninguno de los integrantes del matrimonio es capaz de asumir sus errores y aceptar la pérdida conjuntamente, apoyándose el uno en el otro. De esta manera, tras algún toque de humor, se esconde la toxicidad de la relación de una joven con un hombre doce años mayor que ella, con unas ideas y una forma de vida completamente distinta.

Resulta indudablemente necesario apartar la moralidad propia del relato audiovisual para poder entrar de lleno en esta vorágine de danza, sexo y fuego que Larraín presenta; mas una vez la historia te atrape de lleno, ya no hay vuelta atrás. Puede parecer complicado entender o justificar las acciones de Ema a lo largo del largometraje, pues se sucede excentricidad tras excentricidad. Pese a ello, la película permanece completamente coherente consigo misma, con un espíritu de éxtasis visual tan estético como elogiable.

Una mujer que quería ser madre. Una mujer que devolvió a su hijo. Y una mujer que hizo lo impensable para recuperarlo.

*La mujer tras la madre

A pesar de que el personaje de Ema resulta demasiado extraño para relacionarlo con la visión tradicional que se tiene de la madre de familia, este se desenvuelve de una manera en la que garantiza que hace todo lo posible para estar junto a su hijo.

Dejando de lado esta narrativa, destaca además el hecho de que la joven mujer anhele una libertad que casi roza con sus dedos. Practicando el baile contemporáneo de la mano de su marido, que a menudo más que una pareja se asemeja a un jefe, siente la necesidad de dejar atrás ese tipo de baile para salir a la calle a bailar reguetón. Esta música resulta controvertida tanto dentro como fuera del filme, sin embargo, es explicada como el salto a la libertad de Ema. A partir del momento en que decide disfrutar y bailar lo que más le gusta, se desata toda la trama.

Llamas, fuego, deseo y agua. Todos estos elementos ayudan a crear un escenario cada vez más enrevesado y estrecho donde al final todo tiene un fin, que en manos del espectador está si justifica los medios, pese a que para los protagonistas lo parece.

*Conclusión

Si bien cierto es que el final de Ema resulta un tanto descafeinado en contraste con el nivel de locura en el que se suceden la trama, sirve como broche final a este drama familiar envuelto en libertad y sexualidad y totalmente desprovisto de moralidad.

Por otra parte, cabe destacar la impecable fotografía y estética aunada a una banda sonora parcialmente actualizada que resulta gratificante en multitud de escenas, así como las exquisitas interpretaciones que se suceden durante el filme. Estas brillan por la fuerza con la que los personajes se abren paso en el relato y la manera en que están logrados, que casi que parecen necesarios para que Ema se desenvuelva de una manera u otra.

Una arriesgada y provocadora narrativa audiovisual de toda una generación sobre la liberación que presenta un toque feminista, donde habrá que expandir los propios horizontes para adentrarse de lleno en ella.

Escrito por Ana Aliaga Díaz
Cinemagavia
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow