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Voto de davilochi:
10
7,8
6.701
Drama
Un hombre, Alekséi, habla con su esposa sobre su situación actual y los motivos por los que se han distanciado. La película es una evocación continua de recuerdos y sentimientos del propio Tarkovsky que viajan en diferentes tiempos sin orden aparente: la relación con su madre, su infancia,...que se mezclan con material fílmico de noticiario sobre la Guerra civil española, la Segunda guerra mundial y el enfrentamiento entre la URSS y ... [+]
5 de mayo de 2010
48 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ponerse a descifrar y analizar a Tarkovski y en particular esta película sería una tarea ardua a la par que pedante y pretenciosa". Así empieza la crítica a la que más utilidad han encontrado los usuarios de FilmAffinity. ¿Respetable? Sin lugar a dudas. Sin embargo considero que como persona dotada de autonomía intelectual que soy, al igual que muchos de vosotros es un deber tratar de ver algo más allá en este film, porque sino el propio Tarkovsky habría fallado en sus propósitos. Una obra de arte es el producto de la voluntad e inspiración de un ser humano individual influenciado por las circunstancias de su propio tiempo, ¿qué mejor ejemplo que esta película autobiográfica? No obstante siempre hay cuestiones que quedan abiertas, porque el verdadero arte es algo democrático, una tribuna en el que cada cual tiene el derecho a exponer su visión, esta es su más hermosa virtud. Disfrutar de la belleza del cine de Tarkovsky es algo maravilloso, pero no tratar de interpretarlo es una soberana bravata. Por eso me atreveré a compartir con vosotros mi visión del film.
La película empieza con insólita fuerza invitándonos a abrir nuestro subconsciente en un viaje catártico a través de la imagen: "Sólo desde el subconsciente podemos ver el alma humana e intentar comprender el gran misterio del amor y la muerte". La visión orgánica y espiritual del mundo de Tarkovsky se impone desde los primeros compases de la película, en la conversación entre Anatoly Solonitsyn y Margarita Terekhova, cuando el primero le dice a ésta "¿Nunca le pareció que las plantas sienten, meditan, hasta entienden?" El director está proponiendo una conjunción indisoluble entre el hombre y la inmensidad del universo en que habita (algo que se ve con la mayor claridad si cabe en "Stalker"). Pero aun más allá se atreve a especular con la vanalidad del ser humano, insignificante en mitad de la infinitud: "Los árboles no corren a ningún lado, nosotros corremos azorados y decimos estupideces. Es porque no vemos la naturaleza que llevamos dentro". Aquí nos encontramos con una crítica a la alienación del ser humano, apartado de su misma esencia en un mundo artificial. Es posible que Tarkovsky sea el último representante del Romanticismo que con tanta fuerza entrara en la Rusia del siglo XIX.
La idea del espejo es recurrente a lo largo del film, de ahí el título claro. Éste es como la proyección de nuestra propia realidad material a un universo que no podemos acceder, del que estamos separados por una barrera física. Sin embargo ambas realidades se tocan y dependemos de aquello intangible para ser.
La película empieza con insólita fuerza invitándonos a abrir nuestro subconsciente en un viaje catártico a través de la imagen: "Sólo desde el subconsciente podemos ver el alma humana e intentar comprender el gran misterio del amor y la muerte". La visión orgánica y espiritual del mundo de Tarkovsky se impone desde los primeros compases de la película, en la conversación entre Anatoly Solonitsyn y Margarita Terekhova, cuando el primero le dice a ésta "¿Nunca le pareció que las plantas sienten, meditan, hasta entienden?" El director está proponiendo una conjunción indisoluble entre el hombre y la inmensidad del universo en que habita (algo que se ve con la mayor claridad si cabe en "Stalker"). Pero aun más allá se atreve a especular con la vanalidad del ser humano, insignificante en mitad de la infinitud: "Los árboles no corren a ningún lado, nosotros corremos azorados y decimos estupideces. Es porque no vemos la naturaleza que llevamos dentro". Aquí nos encontramos con una crítica a la alienación del ser humano, apartado de su misma esencia en un mundo artificial. Es posible que Tarkovsky sea el último representante del Romanticismo que con tanta fuerza entrara en la Rusia del siglo XIX.
La idea del espejo es recurrente a lo largo del film, de ahí el título claro. Éste es como la proyección de nuestra propia realidad material a un universo que no podemos acceder, del que estamos separados por una barrera física. Sin embargo ambas realidades se tocan y dependemos de aquello intangible para ser.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Asistimos a las contradicciones de la mujer moderna en la madre de Tarkovsky durante sus días en la imprenta, cuando la sociedad tradicional o sus propios prejuicios morales preadquiridos la acosan (ésta se había separado de su marido): "¡A tus hijos seguro que los harás infelices!". Era un momento de profundos cambios estructurales en la URSS y Tarkovsky lleva a cabo esta íntima reflexión enfocando el tema de la mujer.
De hecho el propio Tarkovsky expresa un cierto Complejo de Edipo al decirle a su ex-mujer: "Cuando recuerdo mi infancia no sé porqué mi madre siempre tiene tu rostro". Es una película valiente donde hace un profundo ejercicio de autocrítica, de hecho se pregunta a sí mismo si ese fue el motivo de su separación. En cierto modo se lamenta de que muchos de sus defectos provienen del hecho de haberse críado con mujeres (su padre apenas estuvo en casa desde 1935 a 1945). Su mujer le increpa que "Tú siempre estás convencido de que el simple hecho de tu proximidad hace felices a todos. Tú sólo exiges". El director se muestra desnudo ante el espectador en un ejercicio de terapia donde recorre algunos de los rincones más oscuros del alma humana: la incapacidad para romper con los lazos familiares para construir una existencia propia, el egocentrismo del genio, etc.
Sin lugar a dudas esta película tiene momentos de un poderoso simbolismo y de una belleza verdaderamente evocadora, no obstante me gustaría destacar el momento en que Ignet Tarkovsky, su hijo, sufre un deja vú. En ese momento está sintiendo en su piel la pertenencia al mundo, todo lo que aconteció antes que él vive en su interior porque para bien o para mal es lo que conformó Rusia y, por lo tanto, a cada uno de sus individuos. Acompañado por la música de Bach vemos el recitado de la respuesta de Pushkin a su famoso y controvertido texto: "Cartas sobre la Filosofía de la Historia". Es un momento muy evocador, es la conciencia del muchacho, la toma de conciencia respecto a la condena con la que ha de vivir por ser ruso: ser presa de las mismas contradiccionesque otros muchos antes de él (aquí se reflexiona en torno a muchos de los temas tratados por la intelligentsia rusa en el siglo XIX). Cuando el espejismo desaparece queda la humedad del vaso sobre la mesa. No era un producto de la imaginación, era tan real como la comida de cada día.
La memoria de algunos hechos del siglo XX acompañados por los versos de Arseni Tarkovsky, padre del director, y la música es maravillosa. Quizás el mejor momento de la película. No queda más remedio que mirar hacia adelante, no hay tiempo para echar la vista atrás, hay que seguir la línea marcada por el destino, la Historia está condenada a no cesar. Finalmente vemos que la vida es un prado abierto y luminoso, pero en sus márgenes, en la profundidad del bosque, se encuentra agazapada la muerte esperando a dar cuenta de nosotros.
De hecho el propio Tarkovsky expresa un cierto Complejo de Edipo al decirle a su ex-mujer: "Cuando recuerdo mi infancia no sé porqué mi madre siempre tiene tu rostro". Es una película valiente donde hace un profundo ejercicio de autocrítica, de hecho se pregunta a sí mismo si ese fue el motivo de su separación. En cierto modo se lamenta de que muchos de sus defectos provienen del hecho de haberse críado con mujeres (su padre apenas estuvo en casa desde 1935 a 1945). Su mujer le increpa que "Tú siempre estás convencido de que el simple hecho de tu proximidad hace felices a todos. Tú sólo exiges". El director se muestra desnudo ante el espectador en un ejercicio de terapia donde recorre algunos de los rincones más oscuros del alma humana: la incapacidad para romper con los lazos familiares para construir una existencia propia, el egocentrismo del genio, etc.
Sin lugar a dudas esta película tiene momentos de un poderoso simbolismo y de una belleza verdaderamente evocadora, no obstante me gustaría destacar el momento en que Ignet Tarkovsky, su hijo, sufre un deja vú. En ese momento está sintiendo en su piel la pertenencia al mundo, todo lo que aconteció antes que él vive en su interior porque para bien o para mal es lo que conformó Rusia y, por lo tanto, a cada uno de sus individuos. Acompañado por la música de Bach vemos el recitado de la respuesta de Pushkin a su famoso y controvertido texto: "Cartas sobre la Filosofía de la Historia". Es un momento muy evocador, es la conciencia del muchacho, la toma de conciencia respecto a la condena con la que ha de vivir por ser ruso: ser presa de las mismas contradiccionesque otros muchos antes de él (aquí se reflexiona en torno a muchos de los temas tratados por la intelligentsia rusa en el siglo XIX). Cuando el espejismo desaparece queda la humedad del vaso sobre la mesa. No era un producto de la imaginación, era tan real como la comida de cada día.
La memoria de algunos hechos del siglo XX acompañados por los versos de Arseni Tarkovsky, padre del director, y la música es maravillosa. Quizás el mejor momento de la película. No queda más remedio que mirar hacia adelante, no hay tiempo para echar la vista atrás, hay que seguir la línea marcada por el destino, la Historia está condenada a no cesar. Finalmente vemos que la vida es un prado abierto y luminoso, pero en sus márgenes, en la profundidad del bosque, se encuentra agazapada la muerte esperando a dar cuenta de nosotros.