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Voto de davilochi:
8
5,7
816
Drama
Extremadura, 1912. Don Pedro Luis Jarrapellejos es el cacique de La Joya, el dueño y señor de vidas y haciendas. Nombra o destituye alcaldes y gobernadores. Hace y deshace matrimonios. No hay nada que no pueda conseguir, excepto a Isabel, bella y humilde adolescente que lo rechaza. Un día, Isabel y su madre aparecen violadas y asesinadas en su propia casa. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2009
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar me gustaría dejar claro que la película desde el punto de vista histórico es imprescindible porque es un fiel reflejo de aquella España que dejaba el siglo XIX y entraba en los albores del siglo XX. No entiendo la baja puntuación que se ha dado a este filme, pero está claro que para gustos los colores: la película ofrece un fresco interesantísimo, una visión personal de la España de la Restauración hasta el punto de implicarnos en sus conflictos. Personalmente hay que evitar la autocrítica como españoles ante este visionamiento, al menos una crítica en negativo partiendo de la comparación: las cosas eran así en toda Europa hacia finales del siglo XIX. Quizás a comienzos del siglo XX comenzó a quedarse atrás en lo político, máxime una vez pasada la Primera Guerra Mundial, pero la realidad española no difería en mucho de la del resto de Europa, por mucho que le pese a quien le pese. La España de hoy no es la de aquellos tiempos, por mucho que en muchos sectores de la sociedad perduren elementos tan retrógrados como algunos de los que podemos ver en el filme.
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spoiler:
Como ya he dicho la película ofrece en breves pinceladas aquella vieja España anterior a la Segunda República. Es muy fiel en lo histórico y eso puede verse en las conversaciones que el "bueno" de Jarrapellejos, encarnación del cacique paternalista, mantiene con el joven ambicioso llegado de París quien, finalmente, acaba sucumbiendo ante la lógica cuadriculada de un sistema político que no podía ofrecer más allá de aquel bipartidismo donde el voto era lo menos importante (no por ello menos necesario). Qué decir de la justicia: casi cien años de políticas más o menos liberales no fueron suficientes para abolir los privilegios y eso se observa claramente, por no hablar de la menospreciada figura del maestro, que sólo comenzó a ser reivindicada como portador de libertad por la II República. Para el que quiera comprender el periodo 1875-1923 es una película imprescindible, sin lugar a dudas.