Cuando nos acomodábamos en nuestras butacas antes de empezar la película oímos decir a un par de mujeres que hacían lo mismo en la fila de atrás: "Creo que está entre la comedia y el drama". «Vaya, justo como la vida misma», pensé yo. Y efectivamente. De eso, aparentemente tan simple, va la película.

Pero claro, para mantenerte dos horas pegado a la silla, la cosa ha de tener algo de gracia. Y la verdad es que esta película la tiene. Y en eso creo que la actriz protagonista tiene mucho que ver. Tiene un encanto y una frescura que traspasan la pantalla. Me recuerda un poco en ese aspecto a la Alana de Licorice pizza, de la que también me enamoré en el primer fotograma.

A quien no le vi tanta gracia fue al camarero. No sé, como que no me pegaba mucho en su papel. (Mi mujer también opina lo mismo, o sea, que no son celos). Pero bueno, tampoco es que lo haga mal el chico.

En resumen, una película que te llega a emocionar. Que es de lo que se trata.