Haz click aquí para copiar la URL
España España · Zaragoza
Voto de cassavetes:
2
Drama Cuenta la historia de un grupo de amigos de la facultad que, diez años después de finalizar sus estudios de periodismo, deciden reencontrarse en casa de uno de ellos para evocar tiempos pasados. Hasta ahora todo les ha ido bien en la vida y supuestamente deberían ser felices pero, sin embargo, no lo son. Un fin de semana será suficiente para que aflore lo mejor y lo peor de cada uno y se cree el conflicto... Publicitada como la primera ... [+]
13 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te gusta tanto el cine que cuando te da por zamparte cualquier cosa que se te viene por delante, te lo zampas. A veces tienes tanta hambre o haces que la tienes que quizá lo último en esa lista de películas por ver es algo como Érase otra vez, película que inauguró en España el diploma-manifiesto de Von Trier, Vintenberg y compañía danesa, Dogma. El pionero importador patrio de la cámara en mano y la prohibición de banda sonora, don Juan Pinzás.

No banda sonora, sólo cámara en mano. Todo eso hay, o no hay, en Érase una vez, amén del resto de dogmas de fe de toda película que aspire a llevar el membrete en el primer plano de la película. Lo que hay también en Érase otra vez es esa especie de fingido amateurismo que comenzaron los danese con unas escenas que recrean el reencuentro de un grupo de amigos de treinta y tantos que no se ven desde hace diez años y que lo único que parece que les preocupa es recuperar el tiempo perdido del sexo y del copular. Visto así, dices qué genial, qué bien nos lo vamos a pasar. Carnaza. Carnaza la hay, y uno se congratula de ello. Lo que a su vez no acompaña a la carnaza es el entretenimiento sino un taparse los ojos de vez en cuando ante cosas que no te permiten mirar porque cuesta creerse lo que está pasando delante de la cámara. La carnaza de unos y de otras, los anhelos sexuales, las líbidos, eso sí, con salchichas, con picnics y con piscina.

No puedo decir más. Sería el árbol caído con más leña. Las señas de identidad Dogma no cuadran aquí para que resulte algo medianamente decente. Cosa que Pinzás, su realizador, sí que consigue a duras penas, aunque sea, en alguna otra de sus Dogmas.

Y como a mí me gusta Dogma, no me da la gana enterrar a un director de cine que aún lleva bigote. Pedazo de bigote.
cassavetes
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow