Sin duda es una película que no deja indiferente a nadie. Es una sucesión de primerísimos planos y de unas actuaciones gestuales increíbles y todo teniendo en cuenta que se realizó en los albores del Séptimo Arte. Como se suele decir el gran Cine no entiende ni de tiempos, fronteras ni formas. Tan válido es el cine mudo como el sonoro, en blanco negro o sonoro cuando hablamos de una película bien hecha. La historia nos cuenta los últimos momentos y terribles de Juana de Arco antes de ser quemada en la hoguera. Imprescindible.