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Voto de Francisco Negrete:
10
Comedia. Drama En plena Guerra Fría, el profesor Hamilton, un sabio ingenuo que creía en las bondades de la energía nuclear, al darse cuenta de su error, huye y se lleva consigo todos sus secretos. Encuentra refugio en Calabuch, un pueblo mediterráneo que a él le parece maravilloso porque la gente se limita a vivir y conserva el sentido del humor y de la amistad. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se denominan "corales" por su multiplicidad de personajes, en la que todos tienen aproximadamente la misma importancia en el resultado final. Estas películas son especialmente complicadas de realizar porque hay que tener gran dominio sobre el manejo de los actores y una atenta capacidad de observación para que no se escape detalle.
Hay directores que dominan esta manera de contar una historia y, sin duda alguna, Berlanga era uno de ellos.

Calabuch es la historia de un científico que decide dejar la ciencia para buscar una vida más tranquila y llega a un pequeño pueblo situado en Peñíscola, dentro de la Comunidad Valenciana, en España, a la orilla del Mediterráneo.
Poco a poco se va integrando e involucrando en la vida local de Calabuch, un pueblo con muchos personajes entrañables y arquetipos muy bien definidos: el cura, el jefe de la Guardia Civil (que tiene una hija enamorada de un contrabandista), la maestra de la única escuela del pueblo, el pintor de brocha gorda, el farero, etcétera.

La película es sumamente nostálgica y conmovedora, no sé si esa era la intención de Berlanga pero desde luego ese es el resultado. Será porque pertenece a otro mundo que ya se está perdiendo, un mundo mucho más romántico, tierno, sensible, filantrópico y sustancial que este en el que nos tocó vivir. Será porque es una idealización de un pueblo de España en el que ni la Guardia Civil, ni la religión, ni el Ayuntamiento asfixian deliberadamente la vida de los ciudadanos de Calabuch, al contrario, los personajes representantes de cada una de estas instituciones terminan por caerte bien ya que Berlanga, en esta película, se acerca más a una visión infantil de la autoridades (como si todos en este pueblo estuviesen jugando "al pueblito") que a la cruda realidad que sí ha reflejado en otros de sus trabajos (las autoridades fueron tema recurrente en la filmografía de Berlanga).
Será porque, a pesar de estar rodada en un pequeño pueblo de España, contiene un fondo muy universal en el que todo mundo se podría identificar. Porque da igual si fuese el Mediterráneo que, por ejemplo, el Pacífico o el Golfo de México; da igual si fuese Peñíscola o la costa michoacana, da igual si fuese una pequeña corrida de toros para celebrar una fiesta local que una pelea de gallos. Da igual. Tan sólo podrías cambiar algunos referentes culturales y lo que quiere transmitirnos esta película quedaría intacto porque su atractivo es más su fondo que su forma. Y su fondo es universal, por eso es tan grande esta película.

¡Viva Berlanga!
Francisco Negrete
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