Lo cierto es que antes de comenzar el análisis de la tercera parte debo confesar que la segunda parte de la hasta ahora “trilogía” de Spider-man es la mejor de las tres películas filmadas por Raimi, pues posee y destaca entre las otras dos un perfecto desarrollo de los personajes, de sus problemas, de sus inquietudes y de su lucha por encontrar un lugar en el mundo.

Ahora entrando en detalles de está tercera entrega la verdad es que no dista mucho de lo que fue la primera Spider-man, pues se basa al igual que la primera entrega mucho más en los efectos especiales que en intentar dar un argumento convincente y coherente de las causas que llevan al desarrollo de la historia.

Si bien, el apartado técnico es perfecto, con unos muy dignos efectos especiales (aunque la verdad es que no me han sorprendido demasiado para ser una película con un presupuesto de 250 millones de presupuesto). Además debo confesar que ninguna escena supera en espectacularidad a la del tren de Spider-man 2.

Los movimientos de cámara acompañan en todo momento al desarrollo de la acción, si bien llegan a ser un poco confusos en el primer enfrentamiento de Spider-man contra el Duende. El resto de escenas de acción están perfectas.

De todos los actores me gustaría destacar las actuaciones de James Franco y Rosemary Harris, los únicos que han logrado mejorar su actuación respecto a las otras dos entregas, el resto de actores simplemente hacen lo que pueden para intentar dar vida a sus personajes sin realizar demasiados esfuerzos.

Lo que no me ha gustado mucho es el poco desarrollo que le dan a los dos malos principales: al Hombre de Arena y al “Bicho negro” (no recuerdo su nombre).