Anodina película con tintes bélicos en donde un piloto de avión devenido a controlador de drones utiliza ese medio para bombardear a supuestos enemigos en medio oriente. Aquí la guerra es solo un medio lo que ahonda la película es el sentimiento ambiguo de ese piloto por volver a volar, además por asesinar a inocentes y digo ambiguo porque si pilotaba un avión también matara a inocentes solo que mediante los drones lo puede ver, evaluar el daño y aumentar ese sentimiento de culpa que lo invade. La película es lenta, con un correcto trabajo de Ethan Hawke.