Paddy Considine se pasa al otro lado de las cámaras con este film, recordemos antes que éste ha destacado como actor en cintas como “Dead Man´s Shoes”, en esta ocasión realiza un ejercicio de estilo con bastante poder, que le ha servido, entre otros premios, para llevarse el premio en Sundance como mejor director.
La trama que se nos presenta esboza una parte de la vida de Joseph, un viudo alcohólico y violento (muy violento), el cual encuentra en Hannah (Olivia Colman), una mujer religiosa, un apoyo, sobre todo moral, ya que al principio debido a la fe de ésta en Dios no le tenía mucha estima. El papel de Peter Mullan es notable, con una frialdad magnética, cada mirada suya es una respuesta violenta en nuestras mentes, no le hace falta coger un bate y liarse a dar mamporros para transmitir violencia y odio ( aunque también lo hace). El film posee una carga dramática intensa.
Odio es lo que transmite la película, sobre todo la magnífica actuación de Olivia Colman, la cual interpreta a una mujer maltratada por su cobarde marido, que llega, atención, a orinar encima suya mientras duerme, pero sigo con la trama. Olivia nos regala una interpretación mágica, donde el sentimiento queda impregnado de dolor, angustia y odio.
Película notable, de la que no quiero hablar mucho más, por que lo que quiero es que la veáis, con una buena estética, fotografía y música que no necesita ser un thriller para estremecer los sentimientos, aunque hay que decir que le falta un poco de gancho a la película.

P.D.: Spoiler: La escena cuando el protagonista mata al perro del vecino, es brutal.