La realidad supera a la ficción y a veces... se adelanta. Que se lo digan a Santiago Segura.

Y ello es así porque, queriendo parodiar la realidad de una España en el 2018, el creador de Torrente se encuentra que, mientras se está ya desarrollando el rodaje (e incluso una vez terminado), se producen varios hechos relevantes que van a descafeinar muy mucho determinados aspectos de la película, empezando porque el proyecto Eurovegas, que da nombre al mismísimo título, no va a materializarse.

Tampoco le han acompañado esta vez los partenaires, a excepción de las intervenciones de Esteso o Areces. Baldwin, ni chicha ni limoná. Jesulín, ni frío ni calor. En cuanto Julián López, está a años luz de Gabino. Los cameos tampoco lucen como en otras ocasiones, ni los gags son tan divertidos, aunque la historia es entretenida. José Luis Torrente no nos aporta nada nuevo. Sus guarrerías de siempre y algo más de medios para las escenas de acción, que sí son destacables.

De lo mejor y que no suene a guasa: los títulos de crédito del inicio, al más puro estilo 007, y la canción interpretada por Mónica Naranjo.

En resumen: ni va a convencer del todo a los fans, ni va a lograr nuevos adeptos.