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España España · Gijón
Voto de Loberto:
6
Intriga. Thriller. Drama En los años 50, un detective investiga la muerte en Hollywood de George Reeves, el actor que interpretó a Superman en una conocida serie de televisión. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2007
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo resistirse ante una peli cuyo reclamo es la interpretación del bueno de Ben Affleck? Desde luego, yo fui incapaz de sustraerme ante ese encanto, y me la tragué. No es una gran película, desde luego, quizás por ese aspecto permanente de telefilm, pero tampoco sales con ganas de incrustar un camión contra la sala de cine, así que eso ya es positivo.

"Hollywoodland" se aproxima a la escabrosa muerte por un disparo en la cabeza de George Reeves (Ben Affleck), conocido por ser el primer Superman de la tele. Aunque la LAPD cierra el caso como suicidio, el detective privado Louis Simo (Adrien Brody) continuará investigándola con la intención de descubrir la verdad.

La historia se desarrolla en dos tramas que van intercalándose: una muestra la investigación de Brody; la otra, el desesperado intento de Reeves por hacerse un hueco en el duro mundo de Hollywood, y su relación con Toni Mannix (Diane Lane), esposa del director general de la MGM, Eddie Manix (Bob Hoskins). A pesar del continuo salto temporal, el argumento puede seguirse sin problemas, pero da la impresión de que la parte detectivesca no avanza, y se emplea demasiado tiempo en dos subtramas (el marido celoso y la relación de Simo con su hijo) que no aportan nada a la principal.

El director, Allen Coulter, que debuta en la gran pantalla, deja que el peso de la película recaiga sobre sus actores: Adrien Brody está bien, Diane Lane está estupenda (en ambos sentidos), y el resto de secundarios, pelín desaprovechados, sobre todo Bob Hoskins. ¿Y Affleck? Pues irregular: tiene momentos buenos (cuando hace de Superman, o en las escenas que muestran el patetismo de su actual vida) y otros no tan afortunados. Vamos, por encima de su media, pero tampoco esperemos milagros.

Al final, uno se queda con la sensación de que la cosa no ha estado mal (sobre todo, porque permite hacerse la idea que a uno más le guste), pero pelín desaprovechada por la excesiva duración del metraje, las caídas de ritmo, o la poca vida que le da el director en ciertos momentos. Sin embargo, merece la pena echarle un ojo, aunque sólo sea por contemplar a la Lane. Su interpretación, claro, que aquí somos de un mal pensado...
Loberto
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