“Priest” tiene un inicio demasiado bueno para su desarrollo. Las animaciones de estilo “cómics sangrientos” parecen invitarnos a ver una gran película: nos imaginamos algo de Tarantino o Robert Rodríguez. Sin embargo, Scott Charles Stewart parece repetir la fórmula de su ópera prima “Legion” (2009), con Paul Bettany a la cabeza nuevamente.
Basado en los cómics de Min-Woo Hyung, el film plantea una lucha entre vampiros y humanos, defendidos por sacerdotes con poderes extraordinarios que representan a la Iglesia. Cuando uno de estos sacerdotes se revela, puede leerse una crítica -a un nivel muy superficial- a la Iglesia, con una frase que choca, tanto por sus connotaciones como por su repetición en el film: “ir en contra de la Iglesia, es ir contra Dios”. Más allá de esto, “Priest” es ciencia ficción futurista, donde la acción y el combate serán puestos por encima de cualquier otra cosa.
Los efectos especiales son excelentes -ideal para el 3D que quizás la salven un poco- y no es de extrañarnos, el director de esta película es reconocido en el mundo Hollywood por ser el encargado de los efectos visuales de films como “Jurassic Park” (1997), “Sin City” (2005), “Duro de matar 4” (2007), “Grindhouse” (2007) e “Iron man” (2008), entre otros.
A pesar de buenos los efectos y de una historia fuerte o al menos bastante pensada (ya se conoce una precuela escrita por el mismo autor: “Priest Purgatorio”), el film termina cayendo por culpa de innumerables clichés. Transformaciones de personajes que pasan de no saber a saber algo, que no parecieran ser planteadas en los mejores momentos, terminan como inserts que nada tienen que ver. Romances añadidos a la fuerza con el sólo de hecho de respetar el “formato yankee” y situaciones como peleas arriba del tren, mil veces vista, le quitan toda originalidad.
Los actores de soporte dejan mucho que desear y Paul Bettany, aunque es un gran actor, lo único que tiene de sacerdote en “Priest” es esa imagen que nos quedó grabada de “El código Da Vinci” (2006). La guerra parece contra aliens, las motos parecen la de Batman y el principal enemigo, con ese ridículo sombrero, nada tiene que ver con la única tradición que el film debería haber respetado y no lo hizo: los films de vampiros.