Ti West ha configurado aquí una película que es también un homenaje. Se trata de la revisión ficticia de un acontecimiento histórico macabro: el suicidio colectivo de más de novecientas personas en Jonestown, Guyana. Podría decirse que al ver este filme se recrean los detalles de lo que allí ocurrió. El único problema es que aquí la cifra no es de novecientos sino de un centenar. De todas maneras, el acontecimiento es el mismo y los detalles de la investigación perfilan a todas luces lo que ocurrió con los periodistas y la secta religiosa como tal. A mí la película me ha gustado, porque toca las entrañas de este extraño suceso que aún puede sorprendernos y aterrarnos. Sin embargo, la película no pasa por ser tan aterradora, sino por mantener una adecuada tensión emocional mediante sus manejos de cámara y el conveniente sonido.
Los actores están muy bien, sobre todo el intérprete del líder religioso, "Padre", Gene Jones. En eso el casting la ha sacado del estadio concretando en una labor casi documental lo que pudo tener un tono más artificioso con otro tipo de actores.