Por ser Jon Favreau un actor familiar a los cinéfilos, la tentación que se me pega de los labios es la de reclamarle como se le reclama aun delantero de fútbol cuando yerra lo que era difícil de errar. Favreau lo tenía todo para hacerse un soberano filme de ciencia ficción en el Oeste salvaje que nos encanta ver en el cine y lo que logra es una apenas si divertida obra en la que ni siquiera los buenos actores se ven realmente cómodos.
La historia, como se puede esperar, incluso sin verla va a tratar precisamente de la batalla entre "nosotros" y los aliens. Pero todo termina siendo tan escasamente alentador que a la final este puede ser uno de los más terribles westerns de todos los tiempos y, por partida doble, también una de las peores obras de scifi.