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España España · Barcelona/Pontevedra
Voto de Labreitor:
10
Drama Alvin Straight (Richard Farnsworth) es un achacoso anciano que vive en Iowa con una hija discapacitada (Sissy Spacek). Además de sufrir un enfisema y pérdida de visión, tiene graves problemas de cadera que casi le impiden permanecer de pie. Cuando recibe la noticia de que su hermano Lyle (Stanton), con el que está enemistado desde hace diez años, ha sufrido un infarto, a pesar de su precario estado de salud, decide ir a verlo a ... [+]
21 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo decir que si alguien ha visto la película en versión doblada, entonces ha visto una buena película, pero se ha perdido una de las interpretaciones más solemnes que se recuerdan en las últimas décadas. Porqué el verdadero tesoro de esta película es la interpretación de Richard Fairnsworth interpretando su despedida póstuma del planeta Tierra. Partiendo de este hecho y del relato de Mary Sweeney basado en una historia real que entusiasmó a David Lynch, el ecléctico director se dispone a elaborar una sencilla que no simplista historia, que se adentra en la complejidad de las relaciones personales y familiares, de las relaciones de vecinos y extraños, de jóvenes y viejos, y más allá. Por que es una película metafórica del sentido de la vida como la metáfora de las capas de una cebolla, para llegar al meollo nos retira mediante un guión austero y una capacidad de síntesis inaudita uno a uno los prejuicios de la sociedad en que vivimos, la que se mueve deprisa para llegar a su objetivo, la que ve un estorbo todo aquello que no le parezca práctico, cómodo o divertido, para mostrarnos con una simplicidad casi pueril lo relevante y lo superfluo. David Lynch también nos muestra el proceso de la vida con ritmo poético como un viaje a lo desconocido, donde va confluyendo el personaje en sus diferentes etapas de la vida sin recaer en el flashback, abordado sin sentimentalismos, rezumando respeto, trabajo y honestidad por los cuatro costados. Es díficil no caer en la tentación de pensar que con The Straight Story, David Lynch cambia su proceso narrativo como un desafío que resuelve de forma antológica. David Lynch huye del recurso cinematográfico fácil y asume el dificilísimo reto de hacer interesante los pormenores de la vida cotidiana, convirtiendo simples actos como recoger un sombrero del suelo o golpear un cortacésped en un lento e intrigante proceso.
La película es excelente en su fotografía, el precisista guión conjugado a la perfección con los matices interpretativos de todos los actores es de una sencillez escandalosa, apoyado en unas técnicas narrativas donde el tiempo real y la elipsis se conjugan de forma magistral.
Quizás el único pero es el excesivo protagonismo de una banda sonora excepcional como hilo conductor de la metáfora del ciclo de la vida.
Labreitor
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