Existe una tendencia bastante generalizada a pensar que aquello que gusta a mucha gente es malo o de baja calidad. Ocurre con casi todo: sitios de viajes, películas, libros, música...Nadie está exento de que le destrocen su obra o su lugar favorito con una frase como "bah, eso le gusta a todo el mundo".

El rey león (1994) es un ejemplo de lo contrario. Conozco a no pocos millennials (y no tan millennials) que consideran esta cinta una obra maestra y la incluyen entre sus clásicos de la infancia o directamente entre sus películas favoritas (como un servidor).

Comentar una película como El rey león (2019) es complicado, puesto que la historia, los personajes, la música y hasta los diálogos son prácticamente un calco de la obra original. Plano a plano, tal y como lo dibujaron hace más de 20 años. Lo único que se puede criticar es el aspecto técnico y los muy escasos cambios musicales o de guión. Y en el aspecto técnico, la película deslumbra. La sabana africana nunca tuvo tanta vida y trasladar esa fauna parlante a la pantalla es un auténtico prodigio. Hay algunas secuencias tan realistas que cuesta creer que esos animales no sean de verdad.

El rey león, como obra, lo tiene prácticamente todo. Es una epopeya narrativa que recorre un ciclo vital completo, y que recuerda a Los miserables de Victor Hugo, pero sin franceses. Todo cabe en esta pequeña historia del león que tenía miedo a crecer: la familia, el honor, el amor, la religión, la madurez, la amistad, el respeto al medio ambiente y hasta la muerte. Casi todo lo que nos define como humanos cabe en esta historia en la que los humanos no se echan en falta.

Si disfrutaste con El rey león en 1994 no lo dudes, vuelve a verla. Si no viste el rey león en 1994...dónde has estado estos 25 años?

Larga vida al rey.