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Estados Unidos Estados Unidos · Chicago
Voto de Donald Rumsfeld:
3
Fantástico. Drama. Romance. Thriller En un inquietante laboratorio de alta seguridad, durante la Guerra Fría, se produce una conexión insólita entre dos mundos aparentemente alejados. La vida de la solitaria Elisa (Sally Hawkins), que trabaja como limpiadora en el laboratorio, cambia por completo cuando descubre un experimento clasificado como secreto: un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2018
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero es pediros disculpas. Lo siento: soy un hombre blanco y heterosexual. Todo cuanto os diga os parecerá rancio y anacrónico. Sinceramente, mejor no leáis la siguiente crítica/divagación.

Hace no mucho pude ver un documental sobre el nacimiento del feminismo contemporáneo (She´s Beautiful When She´s Angry) y os he de confesar que sentí alivio al escuchar a un grupo de mujeres diciendo algo que parecía tener sentido. Los testimonios eran de las décadas de los 60 y 70.

Unas semanas antes había oído decir a una delirante Frances McDormand, mientras recogía su Oscar, que el arte no debería tomarse la licencia de representar nada que no se correspondiera al punto con el censo de población. Seguramente por el subidón del Oscar no pudo percatarse de que todo es representación, y de que precisamente el arte es una representación consciente de serlo. No necesita ser real, no necesita ser 3D ni respetar los porcentajes étnicos o raciales de población. Además, justamente por ser una representación de representaciones, es capaz de sintetizar historias y transmitirlas de manera que todos podemos entenderlas.

Esas mujeres (las del documental) no tardaron en darse cuenta de que para hablar de igualdad tenían que hablar de economía y política, es decir, de clases sociales y derechos civiles. Partiendo de ahí elaboraron un programa político. Tras eso no tardaron en ver que el verdadero rostro del enemigo, aquel que más ferozmente se opuso (y opone) a la materialización de tal programa, es el capitalismo. Experimentaron justo aquello que ya nos advirtió Bertrand Russell y que ahora experimenta el ecologismo: que una sociedad cuyo eje sea la propiedad privada no dispondrá de las herramientas necesarias para gestionar los asuntos comunes. Desgraciadamente, al documental le acabó pasando lo mismo que al feminismo. No sólo queda inconcluso sino que tiene huir hacia delante para no echar cuentas de cuanto ha sucedido por el camino, esto es, que el feminismo, como toda la contracultura, ha sido asimilado por el capitalismo. Esto es, que a pesar de todo Trump es el presidente.

¿Y qué coño tiene que ver todo esto con La forma del Agua?

Os advertí de que esto iba a ser rancio y anacrónico.

El romanticismo clásico, el de la revolución francesa, orbitaba en torno a la oposición existente entre la moral impuesta por la sociedad y el deseo individual. Para los románticos, la tradición, y la moral que emana de ella, es la fuente primordial del alienamiento individual, alienamiento que puede producir un conflicto entre el individuo y la sociedad. Por lo general, como el individuo es la gota de agua y la sociedad el mar, las cosas solían acabar mal para aquellos que no sabían reprimir sus deseos, por justos o sinceros que estos fueran.

La La Land fue otro ejemplo de cómo el mercado puede asimilar cualquier elemento y ponerlo a su servicio. En ella el único conflicto que hay es entre la carrera de los personajes y cómo esta (nos lo hemos de creer) interfiere e imposibilita la relación entre ambos. Finalmente, el deseo de los personajes no es estar juntos, es triunfar socialmente y, más concretamente, triunfar en sus carreras laborales. Justo lo opuesto que cabría esperar si el conflicto naciera de una dimensión individual, puesto que, de hecho, dirigir un club o actuar en una película no excluye necesariamente la posibilidad de tener una relación. Por tanto, lo que los protagonistas ansían aquí es someterse a la convención alienando su individualidad, dar lo que se espera de ellos de la manera más fácil y rápida posible. Es un falso conflicto romántico dado que no hay dimensión individual: En ningún momento se rebelan contra la norma, al contrario, asumen la norma social como si ésta fuera inevitable y natural. Como un sacrificio necesario.

La Forma del Agua es tan feminista como la iglesia católica y tan romántica como un pedo al atardecer. Es tan reaccionaria que se puede creer moderada; y está diseñada para una sociedad tan de derechas que ya no sabe ni por donde quedaba la izquierda. Es el simplismo de un guión en el que los personajes sólo son caricaturas.

Basta ver la elegancia y sutileza con la que en Mad Men se hablaban de muchos de esos problemas (no feministas, sino económicos, políticos, de clase social) para darse cuenta de lo tosca y oportunista que es esta película.

Basta ver la profundidad y la coherencia entre la puesta en escena y el mensaje de La Llegada (2016), sin necesidad de buenos y malos, de esquemas, de subrayar prejuicios y estereotipos, dejando que el fluir de la película sea la historia de la película, para darse cuenta de que todo esto no son más que brochazos que buscan desesperadamente el favor del público.
Y no por ser completamente predecible y acomodaticia o por lo infantil de su planteamiento, sino, fundamentalmente, por el barroquismo de su puesta en escena y la artificialidad con que se desarrolla la trama: un esquema, un conjunto de escenas preconcebidas para hacer más odioso un personaje o más entrañable una situación, con la única finalidad de manipular al espectador sin pedirle un ápice de imaginación o sensibilidad; sin exigirle que salga por un momento de sí mismo y se ponga en el lugar del otro (joder, no iba de eso la película), dándoselo todo completamente masticado.

Es decir, la película, como a fuerza de vulgaridad, de la más grotesca falta de sutileza, no puede tener ni un guión de verdad ni una historia medianamente plausible ni un desarrollo de personajes, ha sido rellenada de forma (de puesta en escena, de iluminación, de música, de tramas paralelas y de “giros inesperados” que permitan dar más dinamismo al montaje) pero todo ese barroquismo formal se empotra contra la simplicidad de la trama y sus personajes.

(Continúa sin spoilers).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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