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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
8
Drama Irlanda 1922. Traición entre amigos para un conocido filme de Ford. Rodada en apenas 3 semanas. En el agitado Dublín de los años veinte, Gypo Nolan, un tipo sin oficio ni beneficio, expulsado del Ejército de Liberación Irlandés y con tendencia a empinar el codo, sueña con viajar a Estados Unidos en compañía de su novia, Katie, que se gana la vida como prostituta. Animado por la recompensa que ofrecen las autoridades, Gypo delata el ... [+]
17 de mayo de 2009
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Ford era un hombre curtido en el cine cuando en 1935 rueda “El delator”, película con la que iba a ganar cuatro oscars, entre ellos al mejor director. Hasta ahora tenía recorrido y muchas películas mudas, pero escaso reconocimiento. A partir de aquí amanecerá el gran hombre de cine que todos conocemos.

El y el cine sonoro casi llegan de la mano. En el mudo se forjó, con el sonido se consolidó. Y de qué manera. En esta película ya muestra sus virtudes: dirige muy bien a sus actores, crea tipo reconocibles, construye situaciones y ambientes con un peso extraordinario y una enorme densidad dramática. En ese sentido, con “Las uvas de la ira” logrará la excelencia, pero aquí ya encontramos un mundo compacto y consistente, hecho de claustrofobia y represión, creado desde el concepto más que desde la escenografía o el efecto.

La película se rodó en apenas tres meses, lo que significaba que el director planificó de maravilla lo que tenía entre las manos: una historia que conectaba con sus orígenes familiares, un guión perfecto, apoyado por la música del incombustible Max Steiner y unos actores implicados y eficaces con los que ya había trabajado en bastantes de sus películas anteriores. Es por esto que la sensación final es la de empaste, de coherencia y de rigor.
Paco Ortega
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