Hay que ver cómo cambia el cine con el tiempo. Una de las cosas que llama la atención en "Halcones de la noche" es el exagerado personaje que interpreta Rutger Hauer, el malo de la película. Un terrorista internacional de radicales convicciones políticas que se dedica a cometer grandes atentados. Pero su compromiso con la maldad no termina ahí: si de día se dedica a poner bombas en espacios públicos por la noche se convierte en un apuesto psicópata que mata jovencitas después de seducirlas. En fin, un villano que no pierde el tiempo y que practica todos los géneros criminales.

Si actualmente un personaje como el de Hauer resulta ridículo no es tanto porque la película haya envejecido mal sino porque también la sociedad han cambiado. Lo que antes daba miedo ahora da risa. Dicho de otra forma: no sólo evoluciona el cine sino también la forma de pensar de la gente. Incluso la propia violencia ha cambiado desde que internet la expone en toda su crudeza. Ahora sabemos que no existen malvados tan afectados como el de la película. La maldad es cruda y sin maquillaje.

Por lo demás "Halcones de la noche" mantiene cierta frescura propia de las películas policiacas de los años 70 que rodaban en la calle, transmitiendo una intensa veracidad urbana, muy al estilo de "Serpico" o "French Conection".