Esta es, supongo, la sensación que se les quedó (como a mí) a todos los amantes de esta histórica novela que supone un punto de inflexión en la literatura universal.

DULCE: Los dos protagonistas son inigualables, y la actuación de Tautou es sencillamente prodigiosa. Quizás, no se pudo elegir con más acierto a una pareja de actores que representan tremendamente bien la personalidad opaca de Langdon (Hanks) y la viveza de Neveu (Tautou). La ambientación en el Louvre, genial porque supera con creces la imaginación del lector.

AGRIO: Como en todas las adaptaciones literarias, esta película deja atrás detalles importantes relatados en el libro. Pero en especial, la cinta se come demasiados detalles que, a buen seguro, habría sido una delicia ver. Agrio también porque la película, que es eminentemente cultural, deja muy de lado el aspecto crítico de la obra de Brown en favor de la acción. Cosa que para el cine está bien, pero que muchas obras (como esta) tienen como su kit de supervivencia.

Así que este agridulce Codigo Da Vinci tiene un 5 que, de no ser por los actores, sería mucho menor.