No soy muy dado a pontificar, y mucho menos a poner en entredicho opiniones ajenas. Las películas han de entrar por los ojos, y cada cual debe decidir si le entretienen o le aburren. Hasta ahí, ningún reparo a las críticas o alabanzas de esta película.
Si me he decidido a escribir una pequeña reseña, es porque veo que el debate se polariza en la cuestión: se entiende o no se entiende. Pues bien, es simplemente eso. Desde mi punto de vista, una película que dura tres horas y te la ves del tirón, sin apenas darte cuenta del paso del tiempo ES un peliculón. También es cierto que el hecho de estar montado así (por cierto, QUÉ MONTAJE, solo por eso ya merece la pena verla) obliga a no perder el hilo. Y las historias están perfectamente entretejidas. Eso sí, necesitan PACIENCIA, porque la filosofía, de la que también habla la película, te obliga a REFLEXIONAR, lo que necesita su tiempo.
Y aquí, pido disculpas, me uno a la opinión de que tenemos el cine que nos merecemos, y probablemente la parte crítica de la película se demuestra. Si una película te obliga, casi diría que te grita para que lo hagas, a pensar, automáticamente pasa a ser una paranoia para gente fumada. Y ojo, lo dice uno que se traga películas de F&F tan ricamente, pero que entiende que si solo ves ese tipo de películas eres como una casa sin muebles, todo superficie...
Recuerdo que de Memento, otra de las que me enganchó, también se habló de LSD o similares, pero chico, a mí que me den de esta droga dura.