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España España · malaga
Voto de alcaide:
7
Drama Basada en la vida real de Ron Woodroof, un cowboy de rodeo texano, drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA y le pronosticaron un mes de vida. Empezó entonces a tomar AZT, el único medicamento disponible en aquella época para luchar contra tan terrible enfermedad. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esa deseable trinchera que supone en cine independiente norteamericano, terreno libre y propicio para una mayor libertad creativa, se desarrolla la última gran sorpresa de la temporada, un film de aparente sencillez formal, que esconde en sus imágenes un poderoso mensaje de denuncia social.

El canadiense Jean Marc-Valleé, en su primer trabajo en el país de barras y estrellas, afronta con sobriedad y contención una historia basada en hechos reales, que en el fondo nos cuenta la clásica historia de superación personal, pero sin ningún rastro de elegancia, respetando las normas del formato al que obedece.

La biografía de Ron Woodroof carecía de interés, era el típico vaquero drogadicto, alcohólico, y mujeriego, pero cuando a finales de los 80 le es diagnosticado el Sida, y con una esperanza de apenas un mes de vida, se lanza a una carrera contrarreloj por salvar su existencia, revelándose como un ejemplo autodidacta, capaz de experimentar con cualquier formula que pueda ayudar a su causa, y apartando unos prejuicios que en otro tiempo, hubieran significado un obstáculo insondable.

La máxima credibilidad del film reside en la portentosa interpretación de Matthew McConaughey, que atraviesa un momento de pleno éxtasis, y que viene a demostrar aquello que dice que cualquier actor puede optar al papel de su vida, ese que puede cambiar su rumbo desde la mediocridad hacia la grandeza.

Acompañan al interprete una correcta Jennifer Garner, que da la replica femenina, y Jared Leto, vestido con la piel de Rayon, un transexual pulido con el mejor de los enfoques, y al que el actor llena de ternura y convicción de forma inigualable. En la emotividad de este personaje, encontramos uno de los mejores ensayos para la tolerancia que se hayan representado en el cine contemporáneo.

La recomendación de este club de compradores de Dallas queda por tanto destinada casi para cualquier público, la naturalidad de su exposición es su mejor baza, ese saber huir de cualquier sensacionalismo, unido a su vocación sancionadora, que se une a esa deseable corriente moderna destinada a demonizar a las despiadadas compañía farmacéuticas, esas entidades desprovistas de sensibilidad, que solo buscan el beneficio por encima del bienestar del paciente, convierten al film en un trabajo más que estimable.



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alcaide
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