Una mezcla de terror, fantasia y erotismo que no convence demasiado a causa de un planteamiento elemental y pretencioso a la vez. Tras un comienzo que más o menos genera inquietud la historia va retorciéndose demasiado dando la impresión de que el proyecto se concibió con una evidente carencia de ideas o más bien de recursos para rellenar el metraje con una cierta coherencia dentro de la fantasia lo que da pie a que se pierda la base argumental en una serie de reiteraciones que acaban por desconcertar a quien espera una película fantástica de calidad. Curiosamente el director Larraz ha abordado tanto el cine de terror siendo un pequeño experto ya entonces en 1980 por varios films de producción británica como la clásica astracanada española. Helga Liné estaba en una etapa de su filmografía en la que da la impresión de que aceptaba los papeles sin meditarlos demasiado acumulando obras de escasa entidad artística que contrastaban con sus decorosas películas de los años 60. No fue el único caso en España de la actriz que empieza con un cine decoroso y acaba metida en proyectos poco serios. Hay en este empeño tanto intérpretes de calidad como intérpretes mediocres pero la labor de dirección es tan discreta que hace que no se puedan distinguir a unos de otros en la película. Con estas limitaciones la cinta puede no obstante entretener a los incondicionales de temas fantásticos y siniestros.