Por fin se estrena la tan esperada décima temporada de AMH, tras el inevitable retraso-parón propiciado por la COVID y ha supuesto sentimientos encontrados para la mayoría de los fans, entre los que me incluyo (aunque sea un placer oculto, para qué negarlo).

Se me hace curioso ver cómo Ryan Murphy ha aguantado una fórmula que parecía no tener mucho recorrido durante una década con muy buena salud, la serie ha sabido mutar, reconvertirse, apretar teclas certeras que remueven las cabecitas de los espectadores despistados y ha jugado al claroscuro en el devenir de sus temporadas. El nivel, dispar como no podía ser de otro modo teniendo en cuenta el producto que es, se ha mantenido bastante alto.

Esta décima sesión homenajea a esos pases dobles que podíamos disfrutar hace años en los cines, por el precio de una entrada podías disfrutar de dos, ¡sí, dos!, películas, la mayoría de ellas de una calidad más que dudosa, pero siempre entretenidas. Bien por Murphy en recuperar ese sentido de la diversión.

La primera historia Red Tide, es puritito AHS, desde la propia intro crea malestar e incomodidad y la premisa me parece deliciosa: una droga puede desatar la creatividad del individuo que la consume transformándole en un artista o un genio, pero a un alto coste, vampirizar (literalmente) víctimas para poder seguir en el candelero. Certera reflexión sobre las musas, la creatividad, el arte e incluso las relaciones tóxicas y el egoísmo desatado.

5 primeros episodios que son un verdadero gusto y un sexto, cierre de la primera parte de la temporada, que es un auténtico despropósito. El final empaña todo lo anterior, si bien para ser honestos, parece un poco deudora de la excelente “Misa de Medianoche”.

Con presencia de los habituales Lily Rabe, Francec Conroy, Finn Wittrock y Evan Peters, destacan Sarah Paulson (de la que se rumorea, puede ser su última participación, esperemos que no), Macaulay Culkin (con un retorno a las pantallas muy potente) y la pequeña Ryan Kiera Armstrong que configura un personaje terrorífico.

Muy recomendable.

La segunda parte: Death Valley, juega con la historia americana para confeccionar un potaje de teorías conspiranoicas, aliens y corrupción. Muchas pretensiones para un desarrollo precipitado y por momentos, carente de todo sentido. Buenas premisas, mala ejecución.

Pese a todo por aquí contamos con, además de las ya presentes con anterioridad Paulson, Rabe y Ross, la presencia de Leslie Grossman (otro de los rostros recurrentes en la cosmogonía AHS), Neal McDonough otorgando presencia a Eisenhower, Kaia Gerber en uno de sus primeros papeles (clavadita a su madre) y el gran Cody Fern como el emisario de las estrellas Valiant Thor.

Podemos afirmar que los 5 primeros episodios son excelentes y los otros 5 son catastróficos, pese a todo, esperaremos con ganas la temporada 11.